Cuando asistimos a un año como el 2003 en el que lo gótico se consagra a la comercialidad no podemos sino lamentarnos de que la gente elija un «Fallen» por encima de discos como este «Year of Spider». Aunque no es de extrañar siendo Cold una banda que ha pasado bastante más desapercibida que otras como Staind, Creed o los insufribles Nickelback. Year of the Spider es su tercer trabajo, un impecable compendio de rock alternativo que carga, a través de formas más góticas con el estigma de Seattle a cuya maldita escena dedican incluso un homenaje.
«Remedy» abre el disco apuntando buenas maneras, asociando la accesibilidad melódica de Nirvana con la oscuridad de Alice In Chains y todo ello realzado con una apabullante producción del siglo XXI. Pronto da paso a «Suffocate», single histórico que destaca con brillo propio entre todos los potenciales hits del disco. La compenetración de la voz de Scooter Ward con la de Sierra Swan en el estribillo crea unas líneas vocales de nota. Esto, junto a la huida de convencionalismos (efectos electrónicos, inesperados solos de batería) hacen del tema algo memorable.
«Cure My Tragedy» nos introduce en la única flaqueza del disco. Y es que la banda, dada a la oscuridad y su teatralidad, se recrea en los temas lentos. Este medio tiempo en concreto, introspectivo y oscuro resulta tedioso, pese a su factura o quizá por ello, demasiado lastrada por los sintetizadores y las guitarras filoheavies. «Rain Song» y «Black Sunday» son también medios tiempos postgrunges de tono tristón, pero menos ambiciosos y por inocuos. Pero la balada por antonomasia, «Wasted Years», falla en su cruce de synth-pop con orquestaciones dando poco más que una versión inglesa de un single de OBK.
Olvidándonos de estos flecos, lo que el disco lleva en cantidad es post-grunge, ojo, del bueno con toquecillos sintéticos y no por maldito exento de estribillos bien luminosos ni cálidos riffs. Así ocurre en «Don’t Belong», «Sad Happy» o «Change The World», rock más o menos ligero apto para alternativos, numetaleros y goticos. Igual sucede en la dinámica «Whatever You Became», que contiene más líneas de melodía arrebatadora y vitalista, demostrando que no todo en Cold tiene una cara oscura.
Pero la agresividad y el hard-rock alcanza en el disco dos grandes cumbres. Una, perpetrada junto al maestro de las melodías Rivers Cuomo trae a la banda la visión de los primeros Weezer y su pop con guitarras metaleras. Dedicado al desamor, tema recurrente de Cuomo, resulta de una épica y contundencia inusuales y por supuesto los coros son también parte importante. Y la distorsión se dispara en la salvaje, «Kill the Music Industry», embestida con aires industriales contra el negocio musical. Curiosamente serían echados de Geffen poco después y no creo que las ventas de «Year of ths Spider» pudieran ser justificación.
Resumiendo, Year of the Spider no tiene la fuerza melodica desbocada de Nevermind, ni la riqueza estilística de Superunknown, ni la descarnada desesperanza e infección de Dirt. Ni de lejos. Pero sí que es uno de los mejores discos de esa amalgama que ha venido en llamarse post-grunge firmado por una banda nacida al calor del nu-metal.