/Reseñas///

Coil – The Ape Of Naples

Coil - The Ape Of Naples portada
Threshold House, 2005
Productor: Coil, Danny Hyde
Banda: Balance, Christopherson, Brown, Edwards, York, Thighpaulsand, Stapleton, Hyde

Géneros: , ,

9.0

Hay ocasiones en que la historia tras la producción de un álbum es igual de compleja que la música que contiene. Este es el caso del póstumo último álbum de Coil tras el fallecimiento de su líder, John Balance, al caerse de la primera planta de su dúplex (sic).

Pioneros de la música industrial junto a coetáneos como Throbbing Gristle o Cabaret Voltaire, los Coil del propio Balance y Peter Christopherson (los únicos miembros permanentes de la formación) siempre estuvieron un poco a la sombra mediática (si es que el género tuvo alguna repercusión en su momento) y gracias a ello quizá duraron más que sus compañeros de escena, componiendo y lanzando una ingente cantidad de material propio, desde unos cuantos álbumes de estudio (muy separados en el tiempo, eso sí) hasta una gran cantidad de singles, eps, remezclas, bandas sonoras, recopilaciones, extensas composiciones experimentales y de chill out, etc. Todas estas múltiples formas de presentar su música fueron sólo una muestra más del carácter inquieto y experimental de la banda, siempre dispuestos a arriesgarse aceptando las formas más vanguardistas para difundir su sonido. Este disco en concreto no es una excepción.

«The Ape Of Naples» en sí no es un álbum que recopile material nuevo, pero tampoco es un recopilatorio. Digamos que recoge las versiones definitivas de una decena de canciones compuestas a lo largo de quince años, remezcladas y reinterpretadas multitud de veces en directo o regrabadas en estudio. Así, la canción más veterana es «Teenage Lightning 2005», reinterpretación de la original proveniente del álbum de 1991 «Love’s Secret Domain», mientras que la mayor parte de las composiciones llegan desde «Backwards», el álbum fantasma que nunca llegaron a lanzar bajo el sello Nothing de Trent Reznor, o desde versiones grabadas únicamente en directo.

Lo habitual en estos casos hubiera sido que las canciones hubieran ido mutando para peor hasta convertirse en insulsas composiciones lejos de la calidad de las versiones primerizas, pero en realidad parece como si el largo proceso de producción hubiese sido necesario. El álbum parece que hubiera sido grabado todo en una misma sesión de pocos meses, y por supuesto no parece un grandes éxitos ni un ‘best of’. La coherencia interna del álbum es aplastante, a pesar de que entre un tema y el siguiente pueda haber más de diez años de diferencia.
El oscuro y habitualmente mórbido y fatalista tono del disco va fluyendo lentamente, sumergiéndote en su atmósfera desde el principio con la desgarradora «Fire Of The Mind», seguida de esa genialidad que induce al trance que es «The Last Amethyst Deceiver», diez minutos de oscura repetición electrónica que se yuxtapone al subyugante semi-monólogo de Balance. Luego vendrán ese tango para suicidas que es «Tattooed Man», experimentos ambient como «Triple Sun» o «Cold Cell», o más cercanos al pasado industrial del combo en «I Don’t Get It» o «Heaven’s Blade». La experiencia termina con la trágicamente bella «Going Up», cantada por la actriz francesa François Testory.

No tengo muy claro si la edición de este «The Ape Of Naples» era un proyecto planeado por Balance y Christopherson antes de la muerte del primero y fue a raíz de la muerte de este que se recopiló y lanzó el material. En cualquier caso, la calidad general del álbum es encomiable y sirve de perfecto homenaje a John y a este grupo de culto. Desde mi humilde posición recomiendo este disco a todo el mundo que quiera escuchar algo distinto y un tanto más complejo de lo habitual, rescatándolo del injusto ostracismo al que quedó relegado, como pasó siempre con cualquier lanzamiento anterior del grupo. De lo mejorcito editado este siglo.

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1 de enero de 2005