Aún relativamente ajeno como fui al fenómeno de El Guincho, el año pasado cayó en mis manos el segundo disco de Coconot, grupo previo de Pablo Díaz Reixa a su aventura internacional en solitario y con el que dio los primeros pasos de su fusión indie tropicalista. De primeras la cosa resultó un poco rara tanto por la música como por el acento (¿canario?)y maneras vocales.
La citada es una fórmula muy apañada, especialmente ganadora en un panorama indie en el que los tropicalismos marcianos cotizan al alza. Pero es sólo la superficie de un disco que ahonda también como no en la psicodelia y en la creación de ambientes mágicos y sobre todo evasivos. El mejor ejemplo, la lisérgica «Miles de Ojos», la derivación hacia el post-rock de «Ibiza» o «Polen!Muchacha», que pasa de la placidez a los momentos de noise o kraut-rock más inhóspitos del disco.
Completan el pastel de rareza dichosa la mezcolanza de tropicalismos esperados y tendencias «post» en la movida «Tao», la cinematográfica «Si Apuntas y no Matas Todo» y la cadenciosa «Te tenía en Cinta». Un cóctel, si se me permite el manido cliché, estimulante como pocos.