Boysetsfire son un quinteto que como tantos, comenzó hace años a elaborar su particular visión del hardcore. Ya desde un primer momento, su música fue evolucionando sin renunciar a su origen pero sin rubor a otras sonoridades fronterizas al metal, el emo o al rock alternativo. Una carrera brillante y aplaudida que quisieron poner de relieve saliendo del underground con su tercer disco, ya en una multi. La relación no acabó bien (aunque el grupo ganó en ventas y popularidad), pero vuelven con fuerza en el conceptual The Misery Index: Notes from the Plague Years para el que han retomado el camino indie, distribuyendo el disco Burning Heart en Europa y Equal Vision en EE.UU.
Conviene antes de nada señalar que se trata de un combo que hace gala en sus letras de su activismo y reflexión política y social. Vamos, que no son sólo buenas melodías, que también. Como muestra de todo lo dicho, el primer corte, “Walk Astray” que comienza como una típica balada de rock americano en la que afirman no querer cantar más sobre la libertad, sino sentirla. Pronto bajan de la nube y se transforma en un número de punk-metal vibrante y moderno y con riffs endiablados.
Bien enlazada comienza “Réquiem” a golpe de batería remitiéndonos al sonido de los últimos Lostprophets, voces melódicas y susurrantes… ¿querrá decir esto que se han vendido? A decir verdad, a los puristas del hardcore no les entusiasmará demasiado, igual que tampoco disfrutarían sus entregas previas. El caso es que temas de buen rock alternativo, hay un puñado en el disco como la optimista “10 (and counting)”, el toque progresivo de “The Misery Index” o las reminiscencias de Foo Fighters en “With Cold Eyes”.
Pero esta sólo es una faceta. Quienes busquen integridad con la complejidad del nuevo hardcore, se demuestra en pelotazos como “Final Communiqué”, en un abanico entre Snapcase y Refused, ahí es nada. O en la marciana “So Long and thanks for all the Crutches”, donde tras una intro jazzie, se sumergen en el macarrismo del punk más kamikaze y para colmo con toques irlandeses.
Otro punto a resaltar es la cohesión de un disco que abarca amplísimos registros, desde el hardcore inmisericórdemente chillón hasta la balada post-grunge. Esto es posible que sea creíble gracias a las amenas transiciones que hacen que el conjunto difuso tome realmente forma global. Dicho de otra forma, convierten una colección de buenas canciones en un disco que agrada escucharlo del tirón.
Y por último hablemos de hit singles, quizá el más evidente “Falling Out Theme” combinando potencia y profundidad. Otros himnos coreables y vibrantes como “My Empire” o “Social Register Fanclub” deberían asegurarles al menos tanta solvencia comercial como a Thursday, Thrice o Funeral for a Friend. Al menos no suenan descafeinados casi nunca, sino que imprimen verdadera vitalidad a cada tema del disco. Y eso es algo que logran pocas bandas que se muevan en similares parámetros.