Se han convertido a la vez en la cara canalla y amable del metal. Para la MTV son malvados personajes con tatuajes mientras que para el sector metal son de lo más inofensivo. «City Of Evil» fue un giro del grupo hacia ese terreno algo mas cercano al rock duro que al metal y al hardcore anterior, con un resultado realmente magnífico sobre todo alcanzado por una suma de buenas melodías vocales y un ritmo musical trepidante.
Ahora con este disco titulado como el grupo tenemos una verdadera diferencia, pero con la misma idea. Acomodados por el éxito, se han decidido a repetir la formula sin llegar a conseguir ni igualarse en melodía ni en «caña». Los temas van pasando y apenas uno se queda con cierto regusto en «Scream» o con ciertas innovaciones incluyendo cuerdas y percusiones en temas como «Afterlife» o «Brompton Cocktail».
Aunque los momentos malos abundan, como es el amago country de «Gunslinger» o de una canción tan blandita como «Unbound The Wild Ride». Una verdadera dificultad llegar a terminar de oír un disco muy monótono y falto de la chispa que ya habían conseguido sacar.
En definitiva, abuso de los clichés usados en su anterior referencia para terminar cansándonos a todos. Una pena…