Dentro de las amalgamas que la música actual nos trae en nuestro propio país, este año tuvimos por ejemplo la sorpresa de los navarros Antigua & Barbuda. Si bien En Armonía Universal no suenan para nada igual, comenzar a escuchar «No saben hacerse viejos» con una base instrumental que mira claramente al hardcore pero una voz «pop», melódica y nasal, me sugiere esa mezcla de pop, hardcore y metal que hace unos años no parecía posible. De hecho, la banda hace de esta heterogeneidad su baza y pone la sorpresa a este disco.
«Celeste para calma, Gris por Tempestad» se compone de 8 temas, que en realidad son 4, duplicados. El truco está en que la primera tanda hace uso de la citada voz melódica y la segunda, tal vez más natural, se muestra más cercana el crust, arrimando las canciones a estilos como el post-hardcore y el screamo. Es bastante curioso el experimento sobre todo porque al ser la instrumentación la misma, uno tiende a percibir los detalles más pop en la primera parte y los metálicos en la segunda, siendo en realidad, iguales.
Por la parte primera la cosa queda bastante bien en «No saben hacerse viejos» y aún mejor en «¡Cuidado! os quieren enseñar», a cuyo rápido y rítmico post-hardcore le va como anillo al dedo. Pero la más oscura raíz de «Tranquilos hay mentiras para todos» no parece realmente hecha para este estilo vocal o igual si, ya que nos recuerda a no demasiado dignas propuestas de punk-pop patrio. No deberían renunciar a su componente pop, más que nada porque si un género ha demostrado capacidad de avanzar en los últimos años, ese es el hardcore. El caso es que la voz provoca que en los 4 temas, que instrumentalmente difieren bastante, haya una sensación de continuidad, para mal. Tal vez el cantante debería plantearse utilizar un registro menos monótono/adolescente, hacer más uso de recursos como coros o simplemente mezclar sus dos facetas.
En la segunda parte las voces casan mejor y con mayor contundencia, pero también por ello se hace más previsible. En todo caso me parece más probable que encuentren con este estilo rasgado un hueco en la escena actual, desde el que ya podrán experimentar después. Así podemos decir que los temas quedan en general bien empastados, los dos primeros en un ambiente más screamo y el último incluso con toques de black metal acentuados por los implacables riffs y ráfagas de batería. La excepción es «Tranquilos hay mentiras para todos», donde la voz resulta cansina y no casa con la azucarada melodía.
Chocantes en su indefinición, En Armonía Universal ganan muchos puntos por heterogeneidad y deberían encontrar un segmento de audiencia entre los más jóvenes que se acercan a esto del rock por el lado del emocore, tal vez como paso intermedio entre Avenues & Silhouettes y Nuevenoventaicinco o Ekkaia. El colorista artwork tampoco deja indiferente y aunque no es lo que se dice estiloso, agrada por faceta artesanal en los tiempos del retoque digital. De momento hay que seguirles la pista.