Hace poco más de un año Blink 182 lo dejaron para desgracia de miles de adolescentes que alrededor del mundo se dedicaban a perpetuar su pubertad con las canciones del trío. Pero después de todo parece que Tom DeLongue no era tan Peter Pan como parecía y se decide a dar el salto con una propuesta más madura, con más mensaje y mayores pretensiones artísticas. Y lo hace de la mano de gente de backgrounds no muy alejados, como sus propios Box Car Racer, Offspring o los Distillers, bandas de punk melódico californiano en definitiva, que ya han coqueteado con la industria y pretenden ahora dar un paso más.
Así se entiende un tratamiento más artie del pop-rock que comienza en «Valkyrie Missile» con ecos de bandas como Postal Service aplicados al punk-pop que sigue persiguiendo a DeLongue. Y es que es escuchar su voz y pensar en Blink 182 pero faltan la velocidad y la diversion a raudales que son sustituidas por un sentido épico sobre todo de la producción y un mayor empeño por trascender, cosa que seguramente no haga. Es un buen comienzo pero más que canción en sí ofrece aspecto de intro, pero es algo que veremos no cambiará mucho.
Y es que abundan los temas con cierto gancho pero que no llevan a ninguna parte. Pop-rock alternativo con regusto progresivo, largas partes instrumentales, ecos de voz, envolturas, etc. pero sin composiciones realmente inspiradas. Buen ejemplo es «Distraction», de apropiado título, una bella melodía que lo mismo puede seducirnos que resbalarnos si la tomamo con escepticismo. Esto ocurre en varios cortes como la esperanzadora «A Little´s Enough» o el emo a golpe de batería de «Good Day».
Existen ejercicios envolventes con más forma de canción como «Do It For Me Now», que sale triunfadora a pesar de su rayante pauta repetitiva. El amor de DeLonge por bandas como U2, The Cure o incluso Pink Floyd queda patente y lo combina con el concepto de los también especiales 30 Seconds to Mars, pero su voz nasal le da la suficiente porción de personalidad como para que no parezca un calco de nada. Precisamente este tema, segundo single, viene como bonus track en vivo, quizás para demostrar que pese a la producción, son capaces de llevarlo fielmente al directo.
Si hay que hablar de una influencia clara, aunque distante, serían U2. De su expolio tejen uno de los mejores temas, el single «The Adventure», todo hay que decirlo, más vibrante de lo que los irlandeses ofrecen ultimamente. También suenan ecos de las dinámicas de The Edge en «The Gift», creando un pop deliberádamente épico, mientras que rotundos riffs de estadio no acaban de convencer en «The War», haciéndola la más estridente del conjunto.
Pese a todo, uno no puede evitar pensar que algunos temas hubieran encajado en el último disco de Blink 182, si bien siendo una rareza, pero no más que otras como «I Miss You» o «Feeling This». En este sentido encontramos «It Hurts» con su expansivo comienzo, otro de los temas más resultones, acercándose a la estela de Coldplay. O «Start the Machine» en la que Tom, gravitando sobre el campanilleante fondo, nos demuestra al final del disco que la cosa ha cambiado, pero tampoco tanto como parecía.
Angels And Airwaves no son un grupo revolucionario y en este sentido la promoción desmedida y las declaraciones del propio artífice anunciando un discazo van a jugar en su contra para que se les tome en serio. Pero si olvidamos prejuicios acerca de que el solemne joven que aquí sublima el amor era el postadolescente hormonado que se reía de todo en Blink 182, podremos disfrutar de un buen disco de pop con tintes progresivos y ramalazos emo, menos elevado de lo que pretende pero agradable de escuchar.