No se puede entender el pop actual holandés si no se echa un vistazo al catálogo del sello Excelsior Recordings, que ha cumplido recientemente 10 años y goza de un excelente estado de salud gracias, en parte, a grupos comos estos Alamo Race Track, que con su segundo disco se convierte en una de las bandas aventajadas del país de los tulipanes.
El pop-rock sencillo con algún ramalazo de punk que había en el primer disco ha dado lugar a un estilo que ahonda ligeramente en las raíces de la música americana. Suenan algo así como a unos Arcade Fire a los que se les olvidó sobreproducir su disco y que en lugar de eso decidieron añadirle algo más de contundencia sónica (que no decibélica) a sus instrumentos.
Desde Holanda nos llegan más DJ´s que grupos (aunque gracias a participaciones como la de ZZZ en el pasado Benicassim puede que la tendencia vaya cambiando), y es una lástima, porque el pabellón en Holanda está por todo lo alto y sus vecinos belgas y franceses pueden disfrutar con asiduidad de grupos de aquel país. Gracias a la importación nos podemos permitir el lujo de disfrutar de álbumes como este (al que le falta muy poquito para pasar de ser excelente a grandioso) y a quedarnos un poco menos descolgados sobre lo que sucede en Europa.