En el día del orgullo gay, se impone un modesto homenaje a esos artistas que desafían al cliché de la industria musical dirigida a dicho sector. Más allá de los fans de Madonna y Lady Gaga, hay puñados de notables músicos LGBT que redefinieron el heavy metal, el hardcore o el pop indie demostrando que el rock no tiene barreras de identidad sexual. Aquí van unos artistas que seguramente no suenen en ningún desfile.
Rob Halford (Judas Priest)
Especialmente curioso es el rol de Rob Halford como referente gay en el heavy metal. Vocalista y líder de una de las mayores bandas del género, su papel fue fundamental en la formación estética de dicho movimiento, sentando bases que aún perduran. Poco sospechaban a finales de los 70 algunos fans que el cuero y la estética motera de la que comenzó a hacer gala la banda tenían su origen en la subcultura gay de la época.
Gary Floyd (The Dicks)
Algunos les conoceríamos por la famosa versión del «Hate the Police» de Mudhoney. Pero su frontman Gary Floyd fue uno de los primeros letristas de punk-rock en tocar temáticas abiertamente homosexuales intercaladas con otros asaltos políticos en la América de Reagan. Fueron también referente de iconos del queercore que llegarían después, como Limp Wrist.
Morrisey (The Smiths)
Una de las personalidades más influyentes e intensas del pop, Morrisey fue capaz de agitar al mundo tanto con su música y letras como con sus posicionamientos políticos o su radical defensa de los derechos de los animales. Siempre ha rehuido definirse, proclamándose asexual o calificándose de «humansexual». Aún así, las referencias homoeróticas han sido varias en su obra, tanto con The Smiths como en solitario y su posición como icono gay-friendly del indie es innegable.
Michael Stipe (R.E.M.)
Siempre hubo ambigüedad al frente de R.E.M., posiblemente la banda de art-rock que más lejos ha llevado su carrera, consiguiendo grandes éxitos comerciales a la vez que ayudando a la creación de toda una escena que regeneró el pop y el rock americano. Pero no fue hasta mediados de los 90 cuando Stipe empezó a pronunciarse como bisexual. Una salida del armario que remató de forma ingeniosa hace unos años contando abiertamente un oscuro secreto: el de sus compañeros de banda.
Bob Mould (Hüsker Dü)
Grant Hart y Bob Mould fueron uno de los tandems compositivos más grandes de su época. Bisexual y homosexual respectivamente, lo que está claro es que no se gustaban mucho el uno al otro, que se diga. La competitividad y las adicciones acabaron con la banda dejando una mala sangre que hasta hoy no se ha regenerado. Tras finalizar la banda, Bob Mould se sintió más cómodo con su sexualidad, participando en la comunidad gay e incluso formando Blowoff, un proyecto orientado a clubs que mezcla rock y electrónica.
Stephin Merritt (Magnetic Fields)
Tan gay como tristón y asocial, Stephin Merritt ha llegado a tener un sello llamado «Gay and Loud Music». El excéntrico líder de The Magnetic Fields, banda de culto synth-pop, disfruta grabando discos y canciones, pero no tanto de la vida en la carretera. Esto es en parte por la hiperacusia que padece, que le obliga incluso a taparse el oído cuando su público le aplaude.
Carrie Brownstein (Sleater-Kinney)
Prácticamente más famosa por la serie Portlandia que por una de las bandas femeninas de rock más celebradas de los 90, Carrie Brownstein es bisexual e incluso tuvo sus tonteos con su compañera de banda Corin Tucker. No es que eso fuera demasiado atípico en el seno de la escena indie de su época, alumbrada como estaba por iconos del feminismo punk como L7 o Bikini Kill, que tanto harían por los derechos LGBT.
Jón Þór Birgisson «Jónsi» (Sigur Rós)
El islandés Jónsi, cabeza visible de la sensibilidad introvertida de Sigur Ros, nunca dudó en exponerse al mundo tanto en lo musical como en lo personal. Puede que en sus letras no sea fácil de rastrear lo que pasa por su cabeza en materia amorosa, pero ha sido mucho más concreto editando un disco con su novio, que es además diseñador gráfico de la banda.
Bradford Cox (Deerhunter)
Bradford Cox no tiene pinta de haberlo tenido fácil en la vida. Sus innegables dotes musicales le vinieron dadas junto al síndrome de Marfan y un hogar roto. Estas circunstancias le llevaron a enfrascarse en la música y seguramente también a negarse a cualquier relación sentimental, describiéndose como gay y asexual.
Frank Ocean
Puede que en los años 2000 ya nadie se sorprenda cuando un músico sale del armario. Pero cuando se trata de un afroamericano salido del homofóbico mundo del rap y en concreto del políticamente incorrecto colectivo Odd Future, que juega con la discriminación sexual, resulta un poco chocante. Ocean, aclamado como una de las más pujantes sensaciones del nuevo r&b, causó revuelo con una carta en la que se refería a otro hombre como su primer amor.
Laura Jane Grace (Against Me!)
Sin duda el caso reciente más sonado relacionado con el rock y el entorno LGBT ha sido el tránsito de Tom Gabel a Laura Jane Grace sin dejar de estar al frente de Against Me! «Transgender Dysphoria Blues» es su disco líricamente más interesante y musicalmente demuestra que la artista no ha cambiado en sus referentes musicales, por lo que los fans no pueden sino congratularse.