Como todo grupo que se precie en el indie-rock, Arcade Fire hicieron una aparición rutilante con su debut, «Funeral». Aplaudidísimo por la crítica pronto puso al colectivo en el punto de mira y se auparon a las listas de lo mejor del año de toda publicación que se preciara de estar a la última. Sobre ellos planeaba, obviamente, la sombra del hype.
Esta se disipó casi por completo con su segundo disco, «Neon Bible» que ahondaba en esa oscuridad, esa pasión por los órganos de iglesia y el dramatismo tanto musical como lírico que les había dado a conocer, pero con un puñado de canciones más diverso, que mostraba a una banda en clara expansión.
Sin demasiado tardar, los canadienses han revalidado su talento con «The Suburbs», disco conceptual sobre la vida en los barrios residenciales. Un giro estilístico hacia un pop-rock menos artificioso, con mayores influencias de Tom Petty o Bruce Springsteen y nuevamente repleto de grandes canciones de folk-rock, ahora más sencillas y directas, con las que han vuelto a maravillar al mundo.
Estas canciones son principalmente las que vienen a presentar al concierto en Bilbao del próximo miércoles 13, único concierto en España este verano, fuera de festival.
La actualidad reciente de la banda pasa por el cortometraje recien lanzado por Spike Jonze “Scenes From The Suburbs”, inspirado en el disco y con música de la banda o su compromiso con la catástrofe de Haití, causa para la cual llevan recaudados un millón de dólares.
Se acompañarán para su actuación en la explanada del museo Guggenheim, de teloneros de excepción, en especial los neoyorkinos The Walkmen, practicantes de un cálido post-punk que tira a las melodías y también los mallorquines L.A. situados con su tirón mediático en algún punto entre el indie y el pop mainstream.