El pasado cuatro de diciembre de 2004 se cumplió el décimo aniversario de la muerte de Frank Zappa, uno de los más brillantes y originales compositores del siglo XX. Durante su larga y prolífica trayectoria musical, desarrollada desde mediados de los sesenta hasta los noventa, ha presentado diversas facetas que hacen de él un músico tan innovador como completo. Ya desde sus inicios demostró unas excepcionales dotes de compositor y mordaz letrista, a las que más tarde añadiría una gran habilidad con la guitarra, basada más en la originalidad en la ejecución de los solos que en la ortodoxia y el purismo instrumental.
A esto se añade su carrera como cantante, en la que, pese a lo limitado de su registro, supo aprovechar una voz muy personal e indudablemente peculiar. No obstante, su gran pretensión musical fue siempre la de dirigir una orquesta, que consideraba “el último instrumento”, aunque la falta de medios le impidió ver cumplido su sueño hasta mucho después. Siempre fue muy exigente con los intérpretes de las distintas formaciones con las que trabajó, demostrando siempre un gran acierto a la hora de elegirlos, lo que le valió el descubrimiento de músicos de la talla del guitarrista Steve Vai o el batería Terry Bozzio.
Desde pequeño, Zappa recibió influencias musicales muy dispares, desde el rythm & blues a las abstractas composiciones de Varèse o Stockhausen, de quienes adquiriría un especial gusto por la experimentación y la música más innovadora. Estas tendencias le valieron un total ostracismo por parte de los medios, y su música quedó a la sombra de las propuestas más populares de la época. Sin embargo, la difícilmente igualable complejidad y apabullante riqueza de sus canciones le han convertido en un referente para entender la música contemporánea. Escuchar un disco de Zappa es una experiencia única; en ellos se fusionan estilos musicales en apariencia irreconciliables, dando como resultado intrincados pasajes sonoros siempre cargados del humor más ácido y grotesco, que van de la mano de la habitual maestría instrumental a la que nos tiene acostumbrados.
Yendo más allá de lo meramente musical, Frank Zappa fue un eterno provocador. Con su siempre ácido e inteligente humor ha puesto en tela de juicio los obsoletos valores de la conformista sociedad que lo rodeaba. Se servía de las corrosivas letras de sus canciones para manifestar su descontento con el género humano. Afirma en una de sus más célebres frases que “todos somos estúpidos hasta que no se demuestre lo contrario”.
Con motivo de los diez años desde su muerte se han editado diversos recopilatorios y conciertos en formato DVD, que brindan una oportunidad de oro para revisar la obra de uno de los más grandes y completos músicos de rock de la historia. Sus composiciones revelan la genialidad de un hombre siempre adelantado a su tiempo, injustamente incomprendido y maltratado por una industria musical que fue incapaz de entender su creación. Poco a poco, el tiempo ha sabido ha sabido ponerlo en el lugar que merece; Frank Zappa ya nos dijo adiós, pero su música vivirá para siempre.