1991, según nuestras bandas (I)
Cuando nos planteamos hacer un especial sobre 1991 y sus discos, pronto pensamos que sólo con nuestra opinión de aficionados y redactores se quedaba cojo. Quién mejor para expresar lo que esa época marcó que las propias bandas. Queríamos ver hasta qué punto influyó a los músicos de nuestra escena para coger los instrumentos y esto es lo que nos han contado. Muchas gracias a todos ellos.

Hemos preguntado a unas cuantas bandas nacionales y creemos que sus opiniones reflejan toda la diversidad creativa de aquel año. Iremos dosificándolas, de momento os dejamos con Kyoto, Maryland y Toundra y no perdáis la oportunidad de escucharles e ir a sus conciertos.

 

 

KYOTO
[
http://loskyoto.bandcamp.com]

1991, según nuestras bandas (I) -«En 1991 yo tenía once años y no paraba de escuchar “Behaviour” de Pet shop boys y “The white room” de KLF. En la habitación de mis hermanos sonaban también el Max Mix 11 y algún Máquina Total que ya he olvidado, ¡no paraba de bailarlos!

Fue tres o cuatro años después cuando empecé a escuchar más cosas de aquel año y aparecieron “Badmotorfinger” de Soundgarden y “Nevermind” de Nirvana. Recuerdo especialmente de los primeros que no podía dejar de escuchar “Superunknown”, así que mis expectativas con su disco anterior eran altas y no me decepcionó. “Jesus Christ Pose” me pareció brutal, una canción que rebobinaba constantemente, era inevitable que Soundgarden se convirtieran en uno de mis grupos fetiche. Del “Nevermind” todas las canciones me parecían singles, era un disco perfecto con un sonido increíble, no he vuelto a escuchar nada que sonara así.

A lo largo de los años fui recopilando más discos de aquel año, aunque no me impactaron de la misma manera. Aún conservo el vinilo del “Ten” de Pearl Jam con una mezcla de odio y frustración, lo compré con mi paga semanal pensando que era imprescindible y me decepcionó de tal forma que apenas he vuelto a escuchar nada más de ellos.

Primal Scream, My bloody valentine, U2, Red hot chili peppers, Blur o Teenage fanclub apenas me han gustado, quizá alguna canción suelta pero para mí fueron discos míticos del 91 que pasaron sin pena ni gloria por mi colección de discos.

“Blue Lines” de Massive Attack sí que es un disco que tardé en escuchar pero que recupero de vez en cuando, me parece que podría salir ahora mismo y causar el mismo impacto que en 1991. También “Gish” de Smashing Pumpkins me gustaba pero el absurdo personaje en que se ha convertido Billy Corgan ha hecho que me cueste bastante escuchar su voz.

Echando la vista atrás, para bien o para mal, 1991 dejó mucha huella en mí, aún sigo comprando vinilos de saldo del Máquina Total…»

Alicia Puebla, cantante y teclista

 

 

 

MARYLAND
[Página en facebook]

1991, según nuestras bandas (I) -«Está claro que el grunge supuso un cambio en la manera de hacer música, pero si tenemos que decantarnos por algún álbum del 91 en cuestión nos quedamos con el «Out of Time» de REM, el poder abrir un disco con Radio Song, Losing My Religion y Low es un lujo que está al alcance de muy pocos, y por el «Achtung Baby» de U2. Son discos atemporales, que envejecen bien y que los podemos poner a sonar ahora como dentro de 10 años. Sin embargo quizás no ocurra lo mismo con «Nevermind», «Ten» o «Gish», que aunque nos parecen grandes trabajos están demasiado encasillados a un período determinado.»

Pablo Castelo, bajista

 

 

 

TOUNDRA
[toundra.tumblr.com]

1991, según nuestras bandas (I) -«No hace muchos años que soy fan de Primal Scream, pero sí que puedo decir que a día de hoy es una de mis bandas de cabecera. Al contrario que la mayoría de los discos considerados «míticos» facturados en 1991, este disco huele totalmente a Europa. Screamadelica comienza en el Madchester de finales de los 80, recoge a los travellers y las primeras raves parties y lo mezcla todo con un rock que tiene sus raíces más profundas en el blues sureño del Mississippi. Es un disco diferente y atemporal, suena a día de hoy fresco y nuevo. Sus canciones son redondas y el tracklist es perfecto, aún teniendo que reconocer que no hay un lazo de conexión entre todos los temas del álbum. Transmite con calidad (no como les pasó a sus padrinos, los Stone Roses con su segundo álbum) y espontaneidad la locura total que debió de ser aquella época. Bobby venía de tocar la batería con The Jesus And Mary Chain, pero incluso en este disco se puede apreciar que siempre fue un fan de The Beatles, The Rolling Stones y The Who

 Esteban Girón, guitarra

 

 

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