A veces la confluencia de las estrellas deparan grandes hechos. En esta ocasión, que una de mis bandas favoritas, Backyard Babies teloneen a Velvet Revolver, creadores de uno de los tres o cuatro mejores discos de lo que llevamos de año, y que a su vez de Velvet Revolver forme parte uno de mis ídolos de juventud, Scott Weiland y que junto a él toque lo más granado de los míticos Guns N’Roses, obligaba a abonar la cara entrada al evento (36 euros largos) porque no era cuestión de perdérselo.
Puntualmente, irrumpieron los Backyard Babies que como siempre, se salieron, con un Carlson (batería) en esta ocasión en estado de absoluta gracia. 40 minutos alucinantes, que empezaron con “Everybody is ready” y cerraron con “Minus Celsius”, con el punto álgido en el centro del concierto tocando seguidas “Make me madman”, “Star War” y “Highlights”. Mejor de sonido que en el concierto en el que estuve en mayo en Arena, pero algo más fríos que en dicho concierto, quizás también para contrastar más con la que se nos avecinaba. La gente, que en muchos casos no los había escuchado, alucinó con ellos. Dato: dos grupos de personas, que no conocía, se acercaron a mi a preguntarme que quienes eran (pensaban que eran estadounidenses o ingleses, cuando en realidad, son suecos), para preguntarme el nombre y que les recomendara algo de su discografía.
Velvet Revolver, también se salieron, aunque y lógicamente andan cortos de repertorio. El concierto fue corto, 1 h. 20′, pero intenso. Para mi gusto bien de sonido, aunque alguna gente se ha quejado de falta de potencia sobre todo, pero desde mi posición, en primera línea, la ideal. Y allí aparecieron un Scott Weiland bastante desmejorado, al que se le notan los años de abusos con una gorra con el símbolo del ejercito alemán, pantalones de cuero y camisa hortera de la que se acabaría despojando, frente al inmenso McKagan, ya a pecho descubierto luciendo musculatura, un “fondon” Slash, y junto al mazas, Sorum.
Del disco tocaron todo lo potable y si conté bien cayeron nueve canciones, empezando con “Sucker Train Blues” y siguiendo con “Do it For The Kids”, “Spectacle”, “Headspace” (mi favorita), dando paso a la primera versión («Crackerman» de Stone Temple Pilots) y siguiendo con “Illegal Song”, “Fall To Pieces” (aclamadísima por el publico), “Big Machine” y “Set Me Free”, cerrando la primera parte del concierto. Primer grupo de tres bises abierto con un solo de guitarra de Slash de reminiscencias hispánicas para empezar con “Used To Love Her” (Guns N’Roses), “Slither” y cerrando con “Sex Type Thing” (Stone Temple Pilots). Descanso y dos nuevas versiones: “It’s so easy” (Guns N’Roses) y “Negative Creep” (Nirvana)-
Scott Weiland está hecho todo un amo del escenario. Moviéndose, animando al público, bailando, poniendo poses y caras. Un dominio escénico increíble. Y a pesar del movimiento clavando todas las interpretaciones ayudado de un altavoz, para crear ciertos efectos. Es un cantante que no tiene una voz espectacular, pero suple esa carencia, como he dicho con una presencia en el escenario tremenda y con una facilidad para interpretar desbordante, buscando en todo momento la manera de interpretar cada estrofa, que le dé el matiz exacto, que se precise, en cada momento.
La base rítmica de la banda perfecta, aunque quizás el batería (Sorum) percutía demasiado fuerte para lo que requieren estas canciones, pero eso es únicamente una apreciación personal, porque es un músico increíble, al que se noto disfrutar y mucho a lo largo de todo el concierto. McKagan (bajo) perfecto, cubriendo con su cuota presencial en el escenario, cuando Scott o Slash no centraban las miradas y Kushner (guitarra rítmica, ex-Wasted Youth), muy bien, pero manteniéndose en un segundo plano, dejando protagonismo a sus compañeros, más famosos.
Slash, estuvo increíble. Preciosa la introducción y el punteo de “Used to Love her”, impactante el punto en “Set me free” a lo Tom Morello, y con momentos para el lucimiento personal a lo largo de toda la noche, sin llegar a excederse en ninguno de ellos. Y por supuesto desde el grupo de primeros bises se puso la chistera y toco a torso descubierto. De diez también.
La sala entro en ebullición especialmente cuando tocaron “Used to love her” y “It’s so easy”, lo que denota que entre el público había más de un nostálgico. Aclamadísimas fueron también las dos de STP: “Crackerman” con el crack de Weiland subido en la barra de la derecha del escenario y una excepcional versión de “Sex Type Thing”, con los toques más metaleros de la noche, perfectamente interpretada por la sección Guns de la banda. Cerraron con otra versión, «Negative Creep» de Nirvana, con el único punto negro de la noche al intentar rememorar el bueno de Scott a Kurt, lanzando varios objetos, pero se le veía demasiado la intención de no romperlos.
Muy buen concierto, muy valiente Velvet Revolver de sacar de teloneros a unos máquinas como los Backyard Babies, muy bien todo el grupo, aunque sólo hay que apuntar el detalle negativo de que viven quizás demasiado del recuerdo, pero haber quién es el que olvida a dos bandas tan míticas con Stone Temple Pilots, o sobre todo, los Guns N’Roses. De momento, espero que está banda tenga continuidad porque ya estoy deseando volver a verles la próxima vez, en el que esperemos, sea la gran sala de conciertos de Madrid, el Palacio de los Deportes.