Un concierto que inicialmente el desconocimiento situó erróneamente por un servidor en un bosque de Nottingham y que finalmente termina siendo en otro bosque unos cuantos kilómetros más lejos, en el Sherwood Pines Forest Park de Edwinstowe, junto a Mansfield como parte del Forest Tour del Forestry Commission de Gran Bretaña que en el pasado ya recibió a Fun Lovin Criminals, Embrace, UB40 o todos unos Motorhead.
Tras la clase de geografía, urge comentar la increíble odisea en que se convirtió llegar en autobús al recinto del concierto, un inmenso bosque verde en medio de la nada con una preciosa apariencia. Visto el problema del transporte, la cosa ya desde el principio nos quedó confirmada: O esto empieza pronto o no vemos entero el concierto de Travis. Y pronto no empezaba la cosa, pues como ya sabíamos teníamos dos artistas antes de los escoceses.
Primero, el solista Myles O Reilly (bajo el nombre de Juno Falls) subió a escena para intentar hacernos mas llevadera la espera. Pero por contra, su folk basado en acordes grabados allí mismo en directo fue sin duda lo peor de la tarde-noche (transporte publico aparte). Muy fuera de sitio, Juno Falls, estuvo carente de ritmo y apenas nos dejó un par de guiños destacables.
Los segundos de la lista eran unos mucho más acertados The Hours. En este caso, los tiros iban más por una especie de indie entre bailable y pausado, mas en consonancia con la banda que cerraba el cartel. Los londinenses, que estarán en el Summercase, supieron sacar jugo de algunos de sus temas mas destacados, como la gran «All In The Jungle» y terminaron haciendo moverse bastante a la gente. Su sonido bastante peculiar, puede ponerles en posiciones preferentes dentro del indie británico.
Aunque para posición preferente, la de Travis, que esa noche colgó el cartel de «No hay billetes» (a pesar de lo anchos que estábamos todos en las primeras filas). Los de Glasgow, capitaneados por un hiperactivo Fran Healy saltaron a escena mientras sonaba la canción de la película «Rocky» ataviados con albornoces de colores de entre el público. Colosal entrada y colosal comienzo, con su nuevo single «Selfish Jean». A un servidor, le sorprendió la garra que demostró una banda a priori blanda y algo más seria. Como muestra, el propio Healy, cuando nada más terminar ese primer tema le lanzó improperios a un sector del público que estaba molestando a la multitud de niños y jóvenes que había en este show tan «familiar». Al final, terminó diciendo a los de seguridad que los sacaran del recinto e incluso llegando a bajarse a intercambiar más que palabras.
Una vez, solucionado el tema y ya con el publico en el bolsillo, siguieron presentando su nuevo disco con temas como «Eyes Wide Open» que junto a la primera «Selfish Jean» suenan muy pero que muy bien en directo. Con un sonido titubeante (la amplificación era más bien escasa) sonaron dos de sus singles como «Writing To Reach You» y «Love Will Come Through», y una ligeramente aburrida «As You Are» que bajó mucho el ritmo.
Volviendo a su reciente «The Boy With No Name» de nuevo Fran Healy tomó la voz cantante para dedicarle a su hijo «My Eyes», una pieza altamente ñoña pero que en directo y con ese impecable bosque rodeándonos hizo que dejáramos de lado los prejuicios y nos dedicáramos simplemente a sonreír un poquito más. Y además, para ese momento ya había dejado de llover (comenzó a llover justo con Travis) en el Sherwood Pines… El concierto siguió avanzando con un público muy entregado (algunos, muy entregados al alcohol) que tuvieron respuestas a coros en dos de los hits de la banda: «Side» representando a «The Invisible Band» y una de las piezas del concierto, «Driftwood» de su aclamado «The Man Who».
Ya con el problema de sonido que tuvimos durante todas las actuaciones y con una noche cerrada inminente, la banda cedió el protagonismo a su teclista en la sombra (Claes Björklund) que se marcó un sólo mientras la gente coreaba su nombre en «Good Feeling». Después, siguió el momento karaoke de «Closer» y de «Sing» y mientras íbamos mirando el reloj para no perder el autobús pudimos gozar de una muy blandita «Battleship» (un bajón considerable considerando todo el repertorio anterior) y una potente «All I Want To Do Is Rock», que fue la antesala del fin del concierto con otro clásico de la banda británica, «Turn». Esta última, no nos quedó más remedio que disfrutarla a mitad de camino de la parada de autobús, caminando a través del bosque y oyendo los coros de la banda a medias con el público.
Después, siguieron algunos de los temas mas básicos de su discográfica como «Flowers In The Window» o la final «Why Doesn’t Always Rain On Me», pero claro bastante teníamos con lo nuestro: llegar a Nottingham. Y a pesar de lo duro que fue (merece crónica aparte), nos quedamos con muy buen sabor de boca de lo visto y con un evento magnífico tanto por el recinto como por la banda (que se les tiene que reconocer un directo que poco tiene que ver con su formato algo mas serio y ñoño del estudio). A años luz de España, dónde lo único que hacemos en bosques en verano es pegarles fuego…