El Institut Ramon Llull traía al marco del Teatro Circo Price el festival Trànsit, una iniciativa de difusión de la cultura catalana y balear en la que también, por supuesto, tenía cabida algunas de las propuestas indies más interesantes que se dan al noreste de la península.
Abrió la noche el artista balear Joan Miquel Oliver, compositor del grupo Antonia Font, quien a la vez que caían las primeras gotas otoñales sobre la capital y el público también a cuentagotas nos dejó constancia en lengua catalana de algunos de sus temas llenos de surrealismo. Quizás una propuesta demasiado íntima y personal, se hizo dificil disfrutarlo del todo.
Después tocaba el turno de The New Raemon, el grupo liderado por Ramón Rodriguez se presentó en Madrid sin ninguno de los Rickys (les tocaría a ellos dar el do de pecho al día siguiente con Standstill) pero demostrando que tiene buen banquillo en los puestos de batería y bajo. Hicieron un recorrido corto, eso si, a sus dos álbumes principales («A proposito de Garfunkel» y «La dimensión desconocida») con temas como «Hundir la flota», «Variables», «Sucedáneos», sin olvidar alguna versión, en este caso de sus compañeros Nueva vulcano y su «Mano izquierda» para terminar con el indispensable «Tú Garfunkel», único momento en el que se vio al público cantando y más activo, previa animación del mismo Ramón, que comentó que en abril volverían para presentar disco y dar un concierto más amplio, una gran noticia, puesto que con esta duración no llegas a disfrutar al máximo de esta gran banda catalana.
La gente fue llegando según avanzaba la noche y uno de los platos fuertes era la actuación de Mishima, la banda de indie-pop se encargó principalmente de repasar sus últimos trabajos en catalán («Set tota la vida» y «Ordre i aventura») fueron de menos a más con su pop mezclado con canciones de autor, aunque no llegando a entusiasmar. Quizás, la barrera idiomática – principal motivo del festival – fue uno de los desencadenantes de que una propuesta tan querida en Cataluña nunca llegue a triunfar por aquí, ya que ideas no les faltan.
Quienes pusieron el colofón a la jornada del jueves fueron Astrud & Col.lectiu Brossa, se notaba que el público tenía ganas de ver al dúo catalán de los que sin duda se puede decir que despliegan sobre el escenario una buena dosis de originalidad y que aderezado con los violines y vibráfonos del Col.lectiu Brossa, sirven como un espectáculo singular y del que por lo menos se sale con una sonrisa.
Sin duda, fue una buena muestra del folk y del pop catalán, pero solo era un punto y seguido al festival que al día siguiente iba a ofrecer otro plato fuerte y muy esperado.