Vamos a empezar aplaudiendo mucho la valentía de Lourdes y su banda para lanzarse de lleno a homenajear a la banda más difícilmente «homenajeable» de la historia. Tocar canciones de The Beatles es algo cuya complejidad es directamente proporcional a la grandeza de sus canciones. Reinterpretar cualquiera de los temas de Lennon y McCartney no es ya un ejercicio difícil por una cuestión obvia de calidad en todos los sentidos, sino también porque cualquier intento de cambio puede verse con malos ojos, incluso como una especie de sacrilegio. Pero Russian Red se lanzó de lleno con un repaso a algunos de los temas de los de Liverpool extrapolando en tiempo, ritmo y clima a su propio estilo, algo digamos más cercano a The Velvet Underground que a los propios Beatles y dejando toda la fuerza de los temas en las cuerdas vocales de Lourdes y con las guitarras en segundo plano.
Si dejamos de lado esa valentía y ese ejercicio cuidado de mantenimiento de melodías y armonías desde la simpleza, nos queda muy poco que aplaudir. Es cierto que el «Let It Be» inicial sólo con Lourdes era esperable pero si estuvo correcto. También es cierto que la manera en que se adueñó, en la primera media hora de concierto, de «You’ve Got To Hide Your Love Away», «Lucy In The sky With Diamonds», «She Said» y «All My Loving» fue verdaderamente arrebatador. Brian Hunt estuvo muy certero con sus minimalistas pinceladas de guitarra en todas ellas, así como el carisma de un sorprendente Alex Ferreira como bajista se hacía notar. Lourdes es ante todo alguien que se lo pasa muy bien encima del escenario y lo transmite. Todo parecía ir bien, pero justo con una preciosa «Something» que se dedicó a cantar el propio Alex se tocó techo en un concierto que ya sólo pudo ir cuesta abajo.
Empezaron las largas charlas entre canciones, los alejamientos algo forzados de los clásicos que suponemos la mayoría ansiaba escuchar en versión Russian Red, el ritmo del concierto se hizo muy monótono y para colmo ni toda una «A Day In The Life» conseguía arrancar la emoción necesaria. La gente comenzó a dispersarse entre un repertorio demasiado rebuscado que no incluyó muchos de los temas esperados, y eso que damos por hecho que evidentemente cualquiera con el mínimo interés en Russian Red habría apostado porque no iban a sonar temas animados del estilo de «Back in the U.S.S.R.» o «Drive my Car», pero la lista de canciones que podrían haber encajado se hace interminable: «Strawberry Fields Forever», «Here Comes The Sun», «Eleanor Rigby», » I Am The Walrus», …
Cuando cerraron el concierto con un digno y guitarrero «Come Together» la banda se despidió, para aparecer de nuevo en un último bis. De golpe y porrazo tuvimos que decir adiós a los de Liverpool y autoregalarnos tres canciones propias de Russian Red que puede estuviera algo fuera de lugar en esta velada de «Russian Red & The Beatles». «Loving Strangers» de la B.S.O. de «Habitación en Roma» estuvo realmente bien a pesar de todo, y luego «Fuerteventura» es por algo de sus piezas recientes más brillantes. El cierre con «Mi Canción 7», por contra, uno de los peores cierres imaginables para un concierto que debería haber convencido a todos con valentía y que se quedó en un intento algo aburrido.
