Si nos quejábamos de cómo las bandas iban pasando por Rock In Rio sin terminar de convencer, con la actuación de Rage Against The Machine teníamos pocas dudas. Y que conste que todo esto lo decimos más que nada con el recuerdo de su concierto del Electric Festival, que con las dudas que una reunión «por la pasta» de un grupo de comunistas puede generar.
El cartel de este día dedicado al hip hop, al metal y al rock alternativo de raíz angelina dio cita a bandas muy esperadas pero que al mismo tiempo difícilmente pueden mantener un público tan mayoritario como el de una Shakira, Rihanna o Bon Jovi. Si no estuviéramos hablando de que Rage Against The Machine ya vino hace un par de años, la respuesta habría sido claramente a la altura. Igual con Jane’s Addiction, que visitaban Madrid en muchos años, pero el año pasado encabezaron el festival BBK Live de Bilbao.
ESCENARIO SUNSET, CON LA GENTE ENTRANDO
La gente que asistió en esta jornada tendía mucho más a la tradición festivalera de tener conciertos durante todo el día, renunciando al formato macro-concierto de Rock In Rio. Así, a pesar del tiempo oscuro y lluvioso la gente se pasó a ver cómo lo hacían bandas locales en el escenario Sunset.
Los primeros fueron los madrileños Radio K.O.N.T.R.A, defendidos desde la mesa de mezclas por su padrino Frankie (Sugarless, Fuzz…). Su propuesta nos recordó peligrosamente a los gallegos Kannon, aunque poco a poco fueron demostrando que lo suyo tenía una carga de guitarras un poquito mas pesadas. Evidentemente no serán reconocidos jamás por lo rompedor de su estilo, ni por unas influencias demasiado actuales, pero precisamente por los huevos que le echaron defendiendo su rap-metal se ganaron los vítores de la amplia mayoría.
Si los chicos de Radio K.O.N.T.R.A. terminaron lanzando billetes ficticios, fueron precisamente los vascos Dinero los que continuaron dando guerra en el escenario Sunset. En este caso con una propuesta más cercana a bandas cómo los americanos Foo Fighters, los escoceses Biffy Clyro o los madrileños Nothink, pero con un trasfondo melódico que en pequeñas dosis sale bien parado. El problema es cuando la estupenda actitud de sus miembros interfiere con un ritmo vocal algo pasteloso y forzado. Supongo que no les podemos pedir mas que vayan evolucionando con ello, porque tablas demostraron.
En el Escenario Mundo mientras repitió el puertorriqueño Draco la actuación que el día 5 terminó solapándose con la de sus vecinos Calle 13. Por este motivo pudo redimirse en una actuación previa a la de Cypress Hill que llevó bastante gente a pesar de ser un completo desconocido por estos lares. Su psicodélica y algo libre versión del rock le dejó en muy buen lugar, sobre todo cuando de lo poco que habíamos leído de él nos habíamos topado con que compuso canciones para Ricky Martin o Julio Iglesias. Todo muy extraño.
A mitad del concierto nos volvimos para el Sunset a ver en que forma estaban O’funk’illo, acompañados por Los Rumbers. Para nuestra sorpresa la actuación conjunta fue en realidad un concierto primero de los propios Los Rumbers, para luego sumarse la banda de funk. Cómo el tiempo era oro para poder estar en el escenario Mundo con Cypress Hill tuvimos que renunciar a ellos, conformándonos con ver como estuvieron mezclando hip hop con flamenco. Probablemente fue una propuesta que debería haber tenido su sitio en el escenario grande, en lugar de la de Draco.
B-REAL QUIERE FUMAR MOTA
Cypress Hill arrasó la sala Razzmatazz de Barcelona el día antes del Rock In Rio, del mismo modo que triunfó en su última visita al Monegros. En la Ciudad del Rock, con ese aroma de ser politicamente correcto, chocaba mucho verlos, pero al final supieron hacer las cosas en su justa medida. Curiosamente se vió muy poco público puramente hip hop, suponemos dado el elevado precio de la entrada, pero al que le gustó Rage Against The Machine le debieron gustar los de B-Real.
Su concierto quedó marcado por los temas de su nuevo disco «Rise Up», pero los recuerdos a temas míticos como «Insane In The Brain», «How I Could Just Kill A Man», el final con «(Rock) Superstar» o el interludio de «Yo Quiero Fumar» del propio B-Real (porro en mano, de colosales dimensiones) puso a todo el mundo en su sitio. Además, el setlist supo utilizar cada una de ellas en su justo momento, quedando una hora de repertorio muy elaborada y trabajada, a pesar de haber sido los únicos que sufrieron de la lluvia en vivo.
LAS MARACAS DE PERRY FARRELL
El concierto de Jane’s Addiction, tras la decepción de cancelación que tuvimos en su gira del «Strays», debería haber sido algo tirando a histórico. De hecho, el propio Perry Farrell lo recordó via Twitter. Tenían muchas ganas ellos, pero el público pasó del concierto cómo si los que estuvieran tocando allí encima del escenario no fueran unos auténticos genios de esto. Sorprende ver cómo comienza un concierto muy bien trabajado con «Mountain Song» y la gente ni pestañea.
Y eso que la gran duda de si Duff McKagan respondía a las cuatro cuerdas en su debut de gran cita (fue su tercer concierto con la banda) quedó resuelta con creces. Apenas podemos ponerle suspensos en la importantísima línea de bajo de «Been Caught Stealing» y en el final de «Chip Away».
Esa frialdad importó tres cuernos al movimiento siempre continuo y alocado de Perry Farrell, ya sea sólo, con su botella de vino, con sus maracas o con sus dos semidesnudas bailarinas (una de ellas, su esposa). Inusualmente fue Perry el foco de toda atención, a pesar de andar muy justo de voz, quedando en un segundo plano absoluto los guitarrazos siempre certeros de Dave Navarro, las tablas de Duff o el siempre genial trabajo de Stephen Perkins (echamos de menos que no saliera en el «Know Your Enemy» de RATM). Al que les tenía tantas ganas como yo nos gustó, pero necesitamos mucho más calor, pero pudimos disfrutar de muy buenas versiones de «Stop», «Had A Dad» y una elección de bises muy intimista con «Jane Says» y la anteriormente citada «Chip Away».
COMUNISTAS CONSUMISTAS
Podríamos dedicar un montón de líneas a como un grupo que debería ser íntegro con sus convicciones políticas se traga sus palabras y se dedica a hacer dinero. Muchas líneas. Todas ellas dan completamente igual en cuanto suben cuatro músicos como estos al escenario Mundo y nos brindan dos trallazos de la talla de «Testify» y «Bombtrack». Da igual que Zack De La Rocha esté cantando al lado de dos Burguer King, da igual que la banda ande pidiéndo Champagne en su catering y también que reclamo comunista cada vez nos parezca más de cartón piedra.
Al final lo que queda es lo que ya demostraron hace unos años en su gira de reunión (no olvidemos que en esta ocasión ha sido una gira relámpago por aquello de premiar a su público por poner años después a «Killing In The Name» entre los singles más vendidos en Reino Unido). Y bueno, premio para ellos también para coger su dinero, claro.
Y dinero bien ganado, ¿Que vamos a decir? Incontestable versión de «Renegades Of Funk» de Afrika Bambataa y una algo menos acertada en lo vocal del «White Riot» de The Clash (la única novedad) que ya hacían mejor sin Zack en los tiempos de Audioslave. El resto fue una apisonadora pura y dura según iban cayendo piezas imprescindibles y bien ejecutadas como «Know Your Enemy», «Bulls On Parade«, «Sleep Now In The Fire» y un «Freedom» final que dejó a todos sonrientes.
Evidentemente sabíamos que todo tenía que acabar con el mítico y españolizado estribillo de «Killing In The Name», que dejó muy contentos a todos. Los que los vimos antes volvimos a dar cuenta de que siguen en forma y los que no pudieron quitarse la espinita. Evidentemente, al tercer paso para sacar dinerito igual ya no cuela.
FIN DE FIESTA
La noche electrónica se antojaba complicada ante tanta carga de guitarras, pero Tiësto supo sobreponerse bien a la media hora de espera que tan mal programada llevan en Rock In Rio (en Paul Van Dyk el viernes anterior supuso el exilio masificado de todos). Comenzó atacando a su colega Jónsi y luego hasta pasó por el último disco de Yeah Yeah Yeahs, en una sesión muy bien llevada en lo visual y en lo musical.
Para cuando estaba terminando ya estábamos camino del autobús, del que una vez más tenemos que aplaudir no haber esperado ni un mísero segundo. Esperemos que el lunes con Metallica la historia se repita.