Entre mis idas y venidas a Bilbao, buena cosa es buscarse actividades alternativas. Entre ellas, como no, la asistencia conciertos en una de las ciudades (y territorios) que más y mejores bandas de acuerdo a mis gustos está pariendo. Loan, Neila, Sharon Stoner, Meido, Positiva, The Soulbreaker Company o una de las que nos ocupan, Rhino, son para mi bandas de impagable existencia.
Por eso casi que me da un poco de alivio lo de Eate a mi corazoncito castellano, que creía que se me estaba volviendo completamente euskaldun (al menos musicalmente). Eate no me gustaron. No porque los chavales no demostraran solvencia técnica o tablas (bastante bien teniendo en cuenta que por los saludos finales debía ser su presentación en sociedad) sino porque, por un lado, las letras de las canciones me parecían demasiado esquemáticas y manidas (con algún tema en euskera) y por otro lado, la voz no me pegaba demasiado. Mucho mejor cuando cantó el bajista. No me entraron.
Rhino era mi razón para estar ahí. Por un lado, una pena que en su propia tierra no muevan más gente, porque el concierto por cinco euros lo merecía. A lo mejor la sala era un poco grande de más, pero fueron algo más cien personas las que se acercaron al evento. Por otro lado, fue un choque el verlos en una sala de las características de Bilborock frente a lo visto en la Who de Granada. Si allí prácticamente te tenías que pegar al escenario para ver a la banda dentro de una jaula (literalmente) aquí el concierto se desarrolló dentro de una antigua iglesia, con infinitos mejores medios y perfecta visibilidad del escenario. SI Bilbao, tiene su catedral del fútbol, también tiene su catedral para los conciertos. Con todo, no tengo muy claro que marco era mejor. Si el sudor y la suciedad de la Who o la pulcritud y mejor sonido de Bilborock. Casi que creo que a un repertorio y a una banda tan macarra como Rhino, les sentó mejor lo primero, a pesar de que en Bilbao, Javier ya se había recuperado de los problemas de voz que tuvo en Granada.
El concierto como allí estuvo basado en los temas más duros del repertorio. Por supuesto, no faltaron temas como «Bahamut» o «Temple», pero cuando más lo bordaron casi que fue cuando se fueron por temas más diferentes como «Goat Behind The Wheels», en los que en el inicio, con Javier no teniéndose que preocupar de la guitarra, fue cuando más deslumbró con su magnífica voz. Eso sí, el concierto de Bilborock fué un concierto en toda regla con la banda abandonando el escenario y volviendo para interpretar tres bises. También comentar el tema nuevo que interpretaron. Un tema muy emparentado con el grunge, que sonó, sobre todo. muy «soundgardenriano». Raro para mi, porque se volvieron a olvidar de los temas más grungetas de su último disco como «Funebre» o «Wendigo».
De Eate, lo dicho. Nada más. Rhino se meten a grabar lo que será su tercer disco. Esperemos que no se demore mucho el mismo. Lo único que me deja cierto resquemor, es el hecho de que una banda de tantísima calidad no encuentre la aceptación de un amplio público, ni en su ciudad natal. A ver por donde tiran en su siguiente largo y si tienen más suerte, y tienen el reconocimiento que sin duda merecen.