Un rollo tan desnudo como el del disco debut de The New Raemon no tenía por que perder en un entorno acústico y sólo copado por el propio Ramón Rodríguez podía funcionar perfectamente. El concierto que dio en la bodega del bar La Buena en efecto pintaba fenomenalmente, a pesar de no tener «Culo Voladores» a su lado, pero al final las cosas no salieron del todo.
Él estuvo bien, la verdad. Ramón es difícil que se marque algún concierto en que vapulearle o directamente sacarle muchos fallos. La manera de cantar, lo gentil de su morcilleo entre canciones y el talento rebosante hacen el resto. Pero en este caso, lo que rodeó un evento bastante esperado tras el éxito de «A Propósito De Garfunkel» nos dejó con cierto sabor de boca amargo.
Por un lado, el emplazamiento pintaba como para todo lo contrario. Una bodega enladrillada muy coqueta pero que contaba con un escenario muy bajo con el que o te conformabas con ver el esqueleto de detrás de Ramón o te ibas a casa. Igual pasaba con el aire acondicionado, al menos en la posición en la que un servidor se encontraba se oía desaforadamente (es evidente que allí de no ser por el aire acondicionado nos da algo, a finales de julio). Todo esto no sería importante en un concierto guitarrero (por el ruido) o de un grupo que tocase de pie (por la visibilidad), y tampoco si el concierto hubiera sido algo mas barato.
Sobre el repertorio, tuvimos prácticamente el disco al completo pero con bajas demasiado importantes que bien podrían sustituir a otras algo menos interesantes para el concierto como «El Cau Del Pescador». Todo ello lo completo con versiones muy bien llevadas de artistas internacionales como Wilco, una inmensa «Mi Mano Izquierda» de sus colegas de Nueva Vulcano o de sus propios Madee.
A pesar de todo ello, pues animamos a que esta sala continúe dando conciertos de artistas de la talla de Ramón y a este último que se pase con «los Rickys».
