Pues parece definitivo que Ramón Rodríguez ha dado un salto importante de popularidad con su faceta de cantautor. O eso parece viendo el lleno que consiguió en El Balcón, aunque tendremos que ver un concierto de Madee por aquí para constatar si es cosa de ganarse al público del indie pop o simplemente que con la libertad de consumir o no música en formatos físicos, nos animamos más a ir a las salas.
Primero salió a escena el getxotarra MobyDick, cantautor que sólo con su guitarra fue capaz de crear ambientes muy efectivos, alcanzando puntos altos en melodrama rebajados con bromas sobre modernos con gafas sin graduar y las barbas folkies. Aparte de temas propios nos deleitó con «Another Brick in the Wall» de Pink Floyd, «Green Machine» de Kyuss o una irreconocible «Oops, I Did it Again» (si, de Britney Spears). Pero que las bromas no lleven a engaño, su folk turbio y de afección grunge tiene madera y por lo que vimos, un muy buen directo.
Después le llegaría el turno a The New Raemon que con los Culovoladores (nombre que le da a una banda compuesta por grandes músicos de la escena catalana con mención especial al inquieto Ricky Falkner) salió a desgranar el repertorio de sus dos discos y EPs. La verdad que con lo animado del ambiente las canciones que mejor se adaptaban eran las más animadas, siendo además coreadas por el público. «La Siesta», «Variables», «Hundir la Flota» o inmensas inyecciones de optimismo amplificadas en directo como «Tú, Garfunkel» o «El Saben Aquel que Diu», hicieron las delicias del público bilbaíno.
La última parte del concierto, equivalente a los bises fue pactada con el público. La banda salía del escenario y se quedaba él tocándose unas pocas más. Claro, aquí cayeron las más desnudas y también tristonas como por ejemplo «El Fin del Imperio» o «La Dimensión Desconocida», que pusieron broche a un setlist bastante generoso y exhaustivo, en el que no faltó nada y si faltó, pues haberlo pedido. Como pidieron «la de Nueva», refiriéndose claro a la recién editada versión de «Te Debo un Baile» (sobre todo porque «Mano Izquierda» ya la tocó antes por su propio pie). Para que luego digan que Internet no es lo mejor que le ha pasado a la música en mucho tiempo.
A lo que si se negó disculpándose fue a lo de tocar algo de Madee por respeto a la banda. «No, las de Madee las toco con Madee pobrecicos», dijo. A ver si es verdad y les vemos pronto por aquí. Se ofreció sin embargo una vez visto su repertorio practicamente agotado y el público con ganas de más, a tocar algo de American Music Club pero ante lo poco que parecía sonar el grupo de Mark Eitzel al público, cambió de tercio y acabó con «Elena na».
Vamos, que siendo ampliamente más partidario de los sonidos que el músico ha forjado en sus proyectos más rockeros, quedé ampliamente convencido con la cálida ejecución de los temas de un The New Raemon al que no podemos poner ninguna pega. Si gracias a esta aventura folk-pop consigue tener una carrera estable como músico, le deseo que continúe su éxito, que bien lo merece.