Momentos luminosos los que viven ahora mismo unos eternos trabajadores como Nada Surf. Han aprovechado inconscientemente el síndrome Radiohead a la hora de vender el disco (estos en lugar de regalarlo en su web, venden su disco sólo en los conciertos) y gozan ahora de un momento altamente popular (¡Y ya era hora!).
Primero abrió fuego Jonston, que con una propuesta centrada en el pop británico aburrío a unos y convenció a otros. Sonaron bastante bien pero la excesiva linealidad hizo que perdiera mucho interés a lo largo de su corto concierto.
El publico estaba por la labor de hacer el concierto grande y el trio que estaba encima del escenario después aún mas. si ultimamente tiraban mas de un comienzo emotivo y comedido con «Blizzard Of ’77», esta vez sacaron de golpe «Hi-Speed Soul» y «Happy Kid» que pese al pésimo sonido (pésimo es poco) hizo levantar a la gente desde el pitido inicial.
A lo largo de las cerca de dos horas de concierto tuvimos de todo lo largo y ancho de su discografía. Y es que aunque la presentación de «Lucky» era el motivo principal, siempre es genial poder volver a vibrar con toda una carrera discográfica como la de los neoyorquinos. De ponerle pegas, le pondríamos a que un par de temas mas con «Hyperspace» y «Amateur» habrían sido el remate perfecto para un setlist sin apenas presencia de «The Proximity Effect».
De lo que si hubo era de su última referencia. «Lucky» sonó realmente bien una vez pasaron los problemas de sonido y al igual que pasaba con «The Weight Is A Gift», demostró que en directo uno termina apreciando mucho mejor las melodías y el buen power pop que contiene. La faceta animada de «Whose Authority» o de «Weightless» con ayuda de teclados fue muy prometedora mientras el grado mas intimista mantenía muy bien el tipo con «Beautiful Beat» o «See These Bones» con todo el mundo cantando (si, las filtraciones de discos en Internet existen). Aún así, «I Like What You Say» terminó coronandose como la joya de la corona.
Igual ocurriría con «Always Love» de su obra anterior. No se si sería que era san Valentín o que, pero una canción que no brilla tanto en estudio es una inyección de adrenalina, fuerza y emoción de la que cuesta desengancharse. Del mismo modo todo el mundo se dejó la garganta como es menester en las clásicas «80 Windows», «Stalemate» o con la imprescindible «Blizzard Of ’77». Las mas recientes «Do It Again» o «Imaginary Friends» se alzaron con puestos como imprescindibles, del mismo modo que lo hicieron «Fruit Fly» (de nuevo con Daniel recitando la traducción simultanea) y de «Blankest Year» con una invasión espectacular de escenario que ni Iggy Pop.
Al final, un «Popular» que no suelen tocar nunca que a pesar de no ser lo mejor de la noche fue un final altamente vibrante para un concierto que si bien por la mitad pecó de monótono, terminó del mismo modo que empezó: arrasando. Una gozada ver que aún quedan bandas capaces de tocar dos horas y a buen nivel.
