Desde la euforia inicial de una inclusión de concierto en sala en Madrid a la magnífica entrada que hubo en sala Heineken hubo muchas dudas de si en realidad el concierto había calado tan hondo. Horas antes, justo cuando los teloneros (My Uncle The Wolf) hacían acto de presencia, no se respiraba el aire de una cita de despedida en España de una banda tan influyente como Ministry. Suponemos que sobre todo influyó muchísimo el repertorio que están presentando, centrado sobre todo en sus tres obras recientes.
Aunque para poco interés, el que despertaron My Uncle The Wolf. Al menos a los que preferían tomarse algo fuera antes que verlos, por que en realidad el grupo de Brooklyn supo destaparse como un combo que supo hacer recordar el sonido Down o Life Of Agony a las mil maravillas. A la gente le encantó el asunto, aunque aún había poca gente.
Para cuando Ministry salió a escena el público ya había poblado casi al completo la sala, para subir el calor del concierto sobre manera con una primera parte del set basado en «The Last Sucker». Potencia inusitada con dos temas plagados de guitarras como «Let’s Go» y «The Dick Song». El enorme pie de micro de Al indicaba que Ministry han ido pasando a ser una banda puramente metalera con una labor envidiable a la guitarra del cantante de Prong Tommy Victor: alentando a la gente, lanzando púas y haciendo de las poses una virtud. El último trabajo continúo centrando el setlist, con otros temas mas industriales («Watch Yourself» o «Life Is Good») para rematar con el tema que da nombre a este último disco, que también fue el mas coreado de este primer bloque.
El repaso a la odiada de George W. Bush coincidió con algunos de los momentos mas aburridos del concierto. Ministry seguían sonando inigualables en potencia (suponemos que al día siguiente en el Kobetasonik sólo Slayer pudieron igualarles), pero el ambiente de tradición industrial brillaba por su ausencia con la presentación de un material mucho mas metalero durante todo el set. A pesar de ello, «Worthless» sonó muy bien en directo y otros como «No W» provocó el delirio en medio del pit. El mensaje de Bush en «Rio Grande Blood» provocó también algún que otro grito, igual que las imágenes de Chavez en «Señor Peligro». Pero hasta que no se marcharon de escena no nos dímos cuenta que única y exclusivamente se habían marcado temas post Paul Baker.
Afortunadamente volvieron en seguida, para mantener esa puntualidad absoluta de la que hicieron gala (un verdadero 10 a la organización por algo tan olvidado como lo de cumplir horarios). Primero el comedido beat de batería nos introducía al mejor legado de Ministry: «So What», «N. W. O.», «Just One Fix» y «Thieves» del tirón. La primera sirvió como introducción a todo ello, y aunque «N. W. O.» pasó algo mas desapercibida entre el público con las otras dos se desató una impresionante guerra en toda la zona baja de la sala. No es para menos, pues tanto «Just One Fix» como «Thieves» son dos de las piezas que mejor pasaron por el filtro del directo, ya con un sonido impecable.
El final lo completó una extensa versión de «What A Wonderful World», primero en clave lenta y después en versión puramente aguerrida.
La gira de despedida de un grupo de tan importante legado musical como el de Al Jourgensen se merece algo más que repasar sus tres o cuatro últimos discos. Es inevitable acordarse de «Psalm 69», «Lava», «Lay Lady Lay», «Filth Pig», «Jesus Built My Hotrod» o «Burning Inside». O al menos, que ellos mismos nos hubieran vendido esto como una gira de presentación de «The Last Sucker» (en este aspecto habrían cubierto perfectamente su cometido), por que como gira de despedida este setlist es un coitus interruptus.