Obligaciones para con la promo de un concierto que organizaba dos semanas después con los propios Viaje a 800, en Fuenlabrada, me impedían llegar a tiempo para ver el concierto completo de Mystic Frequency Worn. Lo poco que vi me mostró a una banda con un buen cantante, buenas tablas e ideas claras. Tampoco importó demasiado porque el mismo día del concierto ya conocía que iban a telonear a Karma To Burn el 23 de junio, en la misma sala. Espero hacerme con su único disco, «From The Top Of The Sound Mountain», porque pinta que se van a convertir en otra de las bandas importantes de la capital, tanto por imagen como por calidad musical.
Si empiezo diciendo que a mi lo que me atrae del stoner, son los riff ultragraves, y que de toda la vida, los solos estratosféricos siempre me han echado para atrás, huelga casi comentar lo que me pareció el concierto de Mater Dronic. Sisto, un máquina con la guitarra, pero con una voz que no me llamaba mucho la atención, me recordaba a veces, más a bandas de principios de lo 80 tipo Leño, que al tipo de música que estoy acostumbrado a escuchar. Casi que me gusto más la base rítmica, con un batería y bajo a la antigua usanza, que en sí la gran estrella de la banda. En definitiva, un grupo con toda la calidad del mundo, pero que estilísticamente no me iba. Otra cosa fueron las primeras filas de incondicionales, completamente entregados a su chaman.
Viaje a 800 se pegaron un conciertazo en toda regla. Partía de la mala impresión que me dejo el sonido de La Boite cuando telonearon a Brant Björk, pero aquí esa impresión se borro de un plumazo. Lo que si que vio claramente es que Mystic Frequency Worm habían movido mucho público fiel y curiosamente, con la banda principal había menos público, ello unido a que ya había otras dos fechas de Viaje a 800 programadas, en el mismo mes. La crónica la escribo habiendo ya estado en las otras dos citas y puedo decir, sin miedo a equivocarme, que los que estuvieron en el Mentes de Ácido disfrutaron del mejor concierto de Viaje a 800 del mes. Presentaron un par de nuevos temas, clásicos como «Dios Astrónomo» o «Los ángeles que hay en mi piel», pero cuando más triunfaron entre sus acólitos fue durante las jams instrumentales, en especial, cuando nos presentaban a su nuevo batería y le dejaban interpretando un sólo mientras guitarra y bajo abandonaban el escenario. Tremendos los últimos momentos con la gente contenta de más de las primeras filas, algún gimnasta improvisado estirando las piernas tumbado en el escenario y despiporre general. Viaje a 800 se sacaron con creces la espina clavada por el mal sonido padecido en La Boite con este concierto de Ritmo y Compás.
Justo homenaje el que se dieron las tres bandas, ante sus fans de Mentes de Ácido y el resto del público, buenísima entrada a pesar de que los cabezas de cartel ya tenían cerradas otras dos fechas en la capital, pero sobre todo, enhorabuena a la gente de Mentes de Ácido por el fenomenal ambiente y organización, que vivimos todos los asistentes al festival.
