Dice Manu Chao en sus entrevistas que está cansado de grabar discos y también un poco harto de tener que dar conciertos tan multitudinarios. Dice que lo que le apetece es tocar por sorpresa en bares, entre amigos, con la magia del momento. No le falta razón, porque si sus discos hace mucho tiempo que han pasado al más absoluto ostracismo (el corta y pega de su último «La Radiolina» no hay por dónde cogerlo) a sus directos había que salvarlos de la quema por fuerza, intensidad, sudor, presencia y divertimento… Mucho divertimento.
El hecho de que Manu disolviera su «big band» Radio Bemba para quedarse con sus tres hombres de mayor confianza (bajo el nombre de La Ventura) parecía el movimiento perfecto del francés hacia un cambio en su propuesta de directo que no le hiciera caer en la repetición y encasillamiento en el que se haya en la faceta discográfica, pero por lo visto en Rivas Vaciamadrid no es así.
La Ventura no deja de ser una propuesta similar a lo que era Radio Bemba, con el agravante de que se pierden facetas muy importantes en su directo como la percusión o los vientos. Los que pensábamos que esta formación formada por su círculo más clásico (con miembros de Mano Negra en momentos puntuales, como son Gambeat, Madjid y Garbancito) iba a girar al rock andábamos muy equivocados, puesto que su directo no deja de beber de las fuentes de siempre: canciones mutadas de reagge a ska (y viceversa) sin miramientos y sin dar nada de tregua a su público.
Y a pesar de todo el espectáculo es muy bueno, porque la versatilidad que da gente como Garbancito a las baquetas está fuera de toda duda. Y con muy poco. Al grano. Igualmente la fuerza que da Gambeat o la enorme habilidad a las cuerdas de Madjid, por no hablar del propio Manu con su carisma desbordante. Claro, las canciones de Mano Negra, que son tan clave en el devenir de la música rock en castellano (o hecha bebiendo de nuestras raíces) que funcionan siempre. ¿«King Kong Five» en versión ska? Pues mucho peor que la original, pero es inevitable cantarla y mover el culo. Y lo mismo te pasa con «Machine Gun», con «Mala Vida» o con una sorprende «Sidi ‘h’ Bibi» cantada por el propio Garbancito. La pena es que de cada año que pasa hay menos temas de Mano Negra en el setist, claro.
Lejos de clichés, el directo de pura energía y celebración de Manu Chao sigue siendo un referente. Una apuesta sobre seguro todavía, aunque no sabemos por cuanto tiempo. También insistimos que es difícil que al cuarteto no le salga bien esos arranques de simpleza y de energía como «Por el Suelo», «Mr. Bobby», «Rumba de Barcelona» o las ya típicas versiones ska de «Clandestino» y «Me Gustas Tú».
Hace mucho tiempo que el invento del corta y pega del estudio ha dejado de ser suficiente, sólo esperamos que para la próxima versión en vivo Manu Chao vuelva a reinventarse. Porque insistimos que él y su trabajo en Mano Negra es importantísimo en la música rock de estas fronteras, al menos si quiere mantener esa magia. El talento está ahí, le pese a quién le pese.