La propuesta de un grupo como Man Man nos hacia presagiar una noche mágica y trepidante en el Nasti, auspiciada una vez mas por el monstruo bicéfalo que forman ya en Madrid Primavera Sound y Heart of Gold. La versatilidad estilística de una banda total que toca tantos y tan buenos palos se enfrentaba así ante un jolgorio constante de cambios de ritmo, fiesta y baile. Yo me inclinaba por apostar que íbamos a ver como iba a ganar la cara bailable a la contemplativa entre los que poblábamos la céntrica sala madrileña, sobre todo por tratarse de un sábado por la noche, pero al final se impuso en la mayoría del publico el quedarse obnubilado viendo las cosas que eran capaces de ejecutar los de Filadelfia.
Es inevitable que el tener en tu cara sonando «Feathers» y «Piranhas Club» para comenzar te produzca intentos de baile espontáneos; o el mejor momento, sin duda, que fue la muy Mr. Bungle «The Ballad of Butter Beans» con el martineo de llaves que nos obligaron a ejecutar a todos incluido; o que muevas la cabeza al casi constante martilleo de «Mister Jung Stuffed» o «Black Missiong Goggles», pero la cosa estuvo muy lejos de ser una olla a presión de sudor y energía, pero nunca por culpa de los músicos. Al menos ellos hicieron su parte, sobre todo con el siempre alocado Honus Honus que se paso el concierto entero haciendo gestos raros y vistiéndose con gabardinas y vestidos de mujer.
Y como decía se imponía un publico que si bien arrancaba a veces como poseso a bailar, al final apenas podía despreocuparse de lo que sus ojos veían para centrarse en lo que los oídos transmitían. Es inevitable cuando tienes delante un batería como Pow Pow que tocó todo lo que jamás alguien pudiera considerar instrumento de percusión. Inclusive sacando pequeños objetos de un cajón. Todo el imponente manto de teclados y vibráfonos era ejecutado por los otros tres miembros del grupo que iban cambiando sus instrumentos y ocasionalmente dejando aparecer guitarra eléctrica, bajos, saxofón y trompeta, en un alarde de virtuosismo que me río yo de los guitarristas más heavys.
Si le pudiéramos poner una pega al evento es que hubo tramos demasiado repetitivos, probablemente por la elección de un setlist que decayó con las piezas más crooner, que cortaban el ritmo. Como contrapunto a temas como «Banana Ghosts», el bis, con su habitual «Van Helsing Boombox» nos dejó además la peor de las sensaciones que un concierto de Man Man nos podría dejar, con un lucimiento personal de su líder Honus Honus y un claro fin de fiesta desangelado. Por ese par de cosas no llegaron a matar un concierto que se les había puesto dónde querían.