/Crónicas///

Dead Can Dance – Madrid (26/05/2013)

8.2
Teatro Circo Price, Lleno
Precio: varios precios

Enfrentarse a un concierto después de pasar todo un Primavera Sound de tres días desde por la mañana hasta la hora de cierre en cada una de las jornadas es duro. Pero mucho más complicado es plasmar las ideas en un papel de un concierto tan único y especial como el que los australianos Dead Can Dance están dando en este 2013.

El dúo formado Lisa Gerrard y Brendan Perry llenó el considerable aforo del Teatro Circo Price de Madrid, con el mérito añadido de ser un domingo y justo con muchos madrileños que pudieron verlos en el festival de Barcelona. El recinto a priori reunía las condiciones más apropiadas para poder ver la presentación de la banda en todo su esplendor: visión perfecta, luces preciosas y un sonido más que adecuado, aunque esto último parece no haber contentado a sus fans (desde nuestra posición el sonido fue más que nítido y claro).

Antes de entrar de lleno en la hipnosis ambiental que Lisa, Brendan y su banda consiguieron hay que hablar de la labor de telonero didáctico que realizó el percusionista actual de los propios Dead Can Dance. David Kuckhermann nos enseñó de manera práctica y teórica sobre el tambor Hang, como hacerlo sonar y sobre la historia del mismo. Igual hizo un par de canciones únicamente con una pandereta, todas ellas bebiendo mucho de la cultura de la India y de un sonido similar al de la tabla. Media hora muy interesante.

Dead Can Dance - Madrid (26/05/2013) - Dead Can Dance

David Kuckhermann luego se unió al resto de Dead Can Dance para conseguir que la totalidad del aforo del Circo Price se fundiera en uno. El espectro sonoro que obedece a los parámetros que marcan Lisa y Brendan bebe de muchas fuentes para construir un sonido tan propio que ha influenciado a artistas de cualquier género: desde metal pesado hasta electrónica, pasando por la world music más pura. Es por eso que entre sus seguidores hay una fidelidad que hacen que cualquier análisis de su directo sea difícilmente explicado por alguien como yo, que al fin y al cabo no es conocedor de todos los rincones de su discografía. Pero con todo eso por delante hay que reconocer que el concierto estuvo plagado de un aura de grandeza que sólo una formación de su talento puede conseguir, aún tratándose de un concierto que llegó a las dos horas de duración.

El repertorio comenzó repasando con «Children of the Sun» y «Agape», quizás el mejor inicio posible tratándose al fin y al cabo de dos de los mejores temas de «Anastasis», el disco que presentaban. «Rakim» vino posteriormente, interpretada de manera similar a como sonaba en el directo de «Toward the Within». Para cualquiera que estuviera en la sala sin ser un fan excesivo de su sonido, quizás la grandilocuencia vocal de Lisa Gerrard hacía el concierto algo más lineal, dejando a Brendan Perry el lado más pop de las canciones y casi que el que más transmitía con su actuación. Quizás sólo es que él era mucho más terrenal.

Tras un primer tramo de recorrido casi exclusivo de «Anastasis» sacaron del baúl alguna que otra canción muy celebrada por el respetable que permanecía atónito. Por ejemplo la densidad vocal de «Nierika», la hipnótica percusión de «Black Sun» o la grandilocuente labor de la propia Lisa en la oscura «The Host of Seraphim». Aunque quizás uno de los momentos más bellos de todo el concierto fue cuando Perry se sacó de la manga un precioso recuerdo al «Song to the Siren» de Tim Buckley o, ya con Lisa, cerraron con la esperanzadora «Return of the She-King».

Una experiencia verdaderamente única y estremecedora, donde lejos de etiquetas y de sonidos pudimos abstraernos a únicamente las sensaciones que sólo la música nos puede traer. Una pena que los que lo vieran en Primavera Sound no pudieran haberlo disfrutado en un recinto tan apropiado como el de un teatro.

Contenido relacionado

26 de mayo de 2013