Regresábamos a la Alhóndiga para el segundo concierto de bandas locales dentro del BasqueFest. Eran Maderacore los encargados de poner música al sábado y lo hacían con novedades importantes en su formación, la incorporación de un teclista/coros y un nuevo guitarrista para reemplazar al anterior que por motivos laborales no puede seguir con la banda, como explicaron.
El ahora quinteto presentaba su segundo largo, «El Camino del Asombro». Sus nuevas composiciones siguen en cierto modo la senda de esos comienzos a la sombra de los Standstill más acústicos que apuntaba su más que interesante debut, pero pese a que se observa un trabajo más cuidado en instrumentación y arreglos, el directo les queda algo lineal dentro de ese pop de letras cotidianas llenas de sentimientos y lecciones vitales, algunas más tópicas que otras. Se trata de una colección de temas que muy pronto tiene que recurrir a la contundencia de alguno de sus temas antiguos como «La Importancia de llamarse humano», «Humus» o «El Ebanista» para mantener el interés de su directo.
De lo que sí puede presumir la banda es de que todo sonó en su sitio y bien, en lo que por supuesto ellos tuvieron buena parte y eso que suponemos que no habrá sido fácil rediseñar la banda para tocar estos temas. El concierto, en el que dieron buena cuenta de repertorio nuevo y viejo, no dejó de tener sus puntos álgidos y contaron con unos cuantos amigos y fans capaces de corearse medio repertorio, en un clima de buen rollo. Pero su música pide más gritos, más texturas rasgadas para salvarse de la sensación plana que puede llegar a crear la mezcla de guitarras, voces y teclados tan limpios.
