/Crónicas///

Lüger – Bilbao (09/03/2012)

8.0
Bilborock, Medio
Precio: 8/10€

Si el día anterior fue la primera vez que pudimos disfrutar de Pony Bravo en Bilbao tras tanto tiempo de ser una de las sensaciones de la música independiente nacional, el viernes teníamos a Lüger, otra de las grandes alegrías en forma de grupo de los últimos años. Motivo de celebración por tanto, pero algo rancio hay en esta ciudad que los grupos más punteros del panorama nacional tanto se nos resisten. Y es una pena que, cuando finalmente vienen, tampoco registren el lleno que sería de esperar, si bien una sala como Bilborock es complicada para un grupo estatal.

Que se lo digan a los pobres Yemen-Ra, que comenzaron a ofrecer su concierto ante algo así como una decena de personas en toda la sala. La cosa pintaba muy fría por ese aspecto y la música del trío, dedicada a los sonidos de rock de los setenta pero con la incorporación clave de los efectos electrónicos tampoco era cosa fácil. A su favor hay que decir que es loable ese intento por no quedarse en ser un grupo de stoner o de post-metal (por la vertiente instrumental) más, la propuesta sonó interesante y seguro que les puede dar buenos frutos esa mezcla de riffs contundentes y evasivos sintetizadores. Y seguro también que acertamos si decimos que Hawkwind es influencia compartida de ambas bandas de la noche.

Afortunadamente, no sólo el público iría aumentando notablemente a lo largo del concierto de los donostiarras, sino que para Lüger ya se acercaba a un digno medio aforo. Y eso que a gran parte de la gente le costó horrores darse cuenta de que «Zwischenspiel/Quidquid latet apparebit» no era una prueba de sonido ni música de ambiente, sino una perfecta intro con la que meternos en el planificado trance que es su concierto. Primero te meten la psicodelia por los sentidos, que luego ya llegará la sacudida y tras varios minutos de encantamiento de serpientes entraron a fuego con «Dracula’s Chauffeur Wants More», uno de sus temas más directos con esos riffs irresistibles tamizados por esos efectos marcianos de sintetizador.

Entre esa ruidosa mezcla si que echamos en falta un poco más volumen o definición en la voz de Daniel, que con su bajo parece capitanear el asunto. Pero todas las piezas de este engranaje se nos hacen igual de imprescindibles. La contundencia a la guitarra, la marcialidad de ritmos del batería, sección a la que el percusionista añade el toque más primitivo y salvaje y por supuesto los teclados y efectos electrónicos que los mismo parecen succionarte el cerebro que llevarte a espirales de irrealidad.

La banda ha cambiado con el segundo disco, e incluso su alineación ha variado. Pero lejos de huir de ese fantástico debut (tanto como el segundo por otro lado, aunque supuso la sorpresa), el directo mezcla ambos casi a un 50% por lo que nos atrevemos a decir que no nos perdimos ninguno de sus mejores momentos. Ni la fiesta kraut de «La Fin Absolue du Monde», ni la locura rítmica de «Swastika Sweetheart», ni la pegadiza obsesión melódica de «Monkeys Everywhere». Todo fue creando un hilo conductor muy ondeante y placentero, tanto en los mantras de mayor calma como en el ruido, que nos condujo hasta el salto al vacío de «Portrait of a distant look».

Y lo mejor de todo es que nuestro olfato de asistente a conciertos nos dice que Lüger son capaces de pulverizar su propia marca ante un ambiente más recogido, más sudoroso, que haga más difícil escapar de su influjo. Porque a lo suyo sólo le queda añadir unos visuales para conseguir la quintaesencia del rock psicodélico. Una pena lo de la sala porque Bilborock es un marco siempre estupendo (sonido, organización) pero claro, su capacidad impone. Serán grandes pero Lüger sigue siendo aquí, un grupo de sala bastante más pequeña.

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9 de marzo de 2012