Afortunadamente ocurre poco, pero hay conciertos que inexplicablemente pasan desapercibidos para su público más evidente.
El caso es que entre las tres bandas que nos citaron en el Art Brut se sumaban tres de los mejores trabajos discográficos de 2008, al menos estatalmente. Pero parece no ser virtud suficiente esa a la hora de convocar un buen número de gente.
Los que más éxito de público tuvieron fueron los primeros en subirse al minúsculo escenario de la sala Art Brut. Challenger no fueron precisamente los mejores de la noche, con un sonido peor que el ya de por si chungo que tuvieron Lavodrama y (lo:muêso). Supieron eso sí defender los temas de su debut en el sello Arindelle a base de fuerza y pegada. Así sonaban temas como «What I Used to Be», «AWfuly Hypnotized» o la melódica «Police On My Back» (re)transformada en un aluvión de fuerza y distorsión (pero distinto a The Clash). No debieron tener su mejor noche, pero nos sirvió para mantener un buen regustillo para la próxima.
A Lavodrama se les escaparon unos pocos madrileños que estuvieron presentes en la actuación de la banda anterior, pero eso a los maños les dio bastante igual. Sino que se lo digan a su cantante, Kleiser, que se pasó todo el concierto animando y agitando el cotarro. El sonido mejoró considerablemente con respecto a Challenger, con momentos culmen como los de «The Basement Days» o «Better Blind Than Deaf», para una actuación corta pero sobradamente intensa.
Para cerrar la noche, nada mejor que la intensidad posthardcore de los catalanes (lo:muêso)… Aunque no pensaran de igual modo otra decena de gente que directamente abandono la sala. Una pena, ya que fueron sin duda alguna lo mejorcito de la noche. Primero por las ganas (incluso algo exageradas en uno de sus guitarristas) y después por un sonido que supo no sonar demasiado embarullado, a pesar de las dificultades que daba la sala ante la furia catalana.
Sonaron temas de sus tres discos, con el mayor protagonismo para el último, «Giant Catarzêe», y la mayor brillantez para el anterior, «(next:matêria)». Una pena que se recortara su repertorio considerablemente para llegar justamente a las 12 de la noche, dejando momentazos tan cuidados como el de «Combinado Magyar» como alocados como el de «Hematies». Y todo ello cuidando detalles tales como los cambios de voz o las gigantes pedaleras de guitarra.
Quizás la cosa habría ido mejor siendo sólo dos grupos, pero poco se puede reprochar a un bolo con dos bandas de fuera de Madrid que fueron todo en escena.