Venir de una banda como Fugazi es una de las mejores denominaciones de origen que se pueden tener hoy en día en el mundillo musical independiente.
Primero denota honestidad a raudales, como la que demostró Joe Lally (bajista de Fugazi, afincado en Italia) dando las gracias en su concierto de La Boite a toda la gente que habíamos acudido a verlo. Igual que cuando lo ha demostrado con dicha banda nunca vendiéndose al sucio mercado y mostrando todo el respeto al público.
También se demostró que como músico en si mismo, es un superclase. Los habrá más técnicos, más rápidos, más virtuosos y todo lo que queramos, pero en contra de lo que uno esperaba, Lally se comportó como un músico en consonancia con su legado. Vamos, que centrándonos solamente en su bajo no podíamos dejar de repetirnos: este tío es de Fugazi, desde el primer acorde. En serio, tiene un algo que se escapa un poco a la razón a la hora de rasgar el bajo…
Otra, que era la que peor pintaba era que siendo su actuación seguro que iba a pasar muy fuertemente por la experimentación. Y más cuando su reciente «Nothing Is Underrate» no nos ha convencido demasiado (a pesar de que Ian MacKaye y Guy Picciotto producen y colaboran). Por contra, un músico así debería crecerse en vivo, y ¡vaya si lo hizo!. Sacó petróleo de donde no era fácil sacarlo con un set extenso («Scavenger’s Garden» o «The Resigned»), con canción acapella entre un buen y callado público («Sons and Daughters»), y un escudero tan espectacular como fue su batería, Emanuele, una verdadera máquina de precisión… italiana, en este caso.
Todo esto lo demostró donde se debe hacer, en el concierto, ya que a un servidor le entraban un montón de dudas sobre las capacidades de rematar de Lally. Ahora, ya sólo queda pensar: Fugazi, ¡reuníos!