Si el sábado anterior la madrileña sala Joy Eslava se llenaba del mejor hip hop de vieja escuela gracias a un maestro como Grandmaster Flash, una semana después el turno le llegaba a un dj más joven (aunque sobrado de tablas) y más experimental en idéntico recinto.
Antes que el koala canadiense saliera a escena tuvimos la oportunidad de gozar del buen gusto musical de su colega Dj Yulian a los platos. El madrileño se dedicó a convencer precisamente a los más hiphoperos del lugar, tirando tanto de Xzibit como de clásicos de la música negra como el funk de Kool And The Gang o de los pioneros Sugarhill Gang (valga la redundancia de «Gang»). El público no necesitaba mas para abrir boca que un show tan poco arriesgado (al menos teniendo en cuenta como se las gastaba el cabeza de cartel), cómo resolutivo en su devenir.
Esto chocaba frontalmente con una sesión tan variada, técnica y fresca como la de Kid Koala, que apareció con sumo respeto hacia el final de la sesión de Dj Yulian. Una de las mejores virtudes del canadiense no es otra que la de tener un gusto musical exquisito y variado. Eso es una cuestión básica si quieres que un espectáculo de scratching y de mezclas como el suyo pueda triunfar y resultar tan divertido. Que si tiras del «Idioteque» de Radiohead, del «Blue Orchid» de The White Stripes o del «Do You Want To» de Franz Ferdinand, por en medio se oiga mucho blues, mucho ritmo (por ejemplo, «Boyz» de M.I.A.) o mucho hip hop.
A pesar de todo esto, es con su propio material y con algún recurso habitual con lo que se terminó metiendo a todos en la maleta de los vinilos. En el primer caso la cosa fue más por sus piezas menos al uso, como sirve de perfecto ejemplo los scratches casi blueseros de «Skanky Panky» o en un montón de pruebas de material nuevo realmente interesante. Igual ocurre con su momento álgido, la sentimental versión de un clásico de la música como es «Moon River», donde la precisión del canadiense se alejaba de la velocidad sin control y se centraba en dejarnos boquiabiertos. ¡Vaya si lo consiguió!
Difícilmente superar a este tipo a los platos, aunque el evento tuviera momentos de decaimiento propios de una sesión maratoniana como la que tuvimos en una repleta parte baja de Joy Eslava. Igual piezas propias como «Fender Bender» o la habitual mezcla de Slayer y Rage Against The Machine (como hizó en Primavera Sound) hubiera dado mas variedad, pero la enorme pila de vinilos que acumuló encima de su maleta ya nos demuestra que por ganas de variar sonidos desde sus tres platos no será.