Esto de la promoción de conciertos, es a veces, echarle narices. Sin referencias de público, teniendo que poner un precio alto supongo que forzada por las circunstancias, un martes, pues la verdad, es que el concierto tenía pinta de ser una torta para la promotora, Meduse, pero no. El ver a una de las dos «k» del stoner encima del escenario, unido a que el público del genero es un público muy fiel, hacia que la sala presentase una estupenda entrada.
A Mystic Frequency Worm me quede con ganas de desgustarles más en profundidad después del Mentes de Acido. Aquí volvi a llegar ligeramente tarde, para una vez que el concierto empieza a su hora. Pero si la impresión de dos canciones allí fue buena, aquí se vio totalmente reforzada. El disco no es todo lo crudo que debería cocinarse un disco de stoner, con cierto abuso del reverbe, pero en directo, lo superan. Mucho más crudos, con más potencia de las cuerdas pero sobre todo con un Ralph, que pone una muy buena voz, y porque no decirlo también, muy buen palmito, son la banda que se echaba de menos en la escena madrileña, en el sonido stoner. Si tenemos buenas bandas instrumentales como El Páramo, era necesaria una banda como Mystic Frequency Worm que además ponga una voz de calidad. Si encima le sumas que no es que claven temas tan buenos como «Loaded Gun» o «Empty Hat», sino que los superan en vivo, van a ser una banda a la que va a dar gusto ver por aquí más de una vez.
Lo de Karma To Burn en directo es para vivirlo. Ves a estos tres tios por la calle, y te entran ganas de echarles algo. Hasta el bateria, Rob Oswald (también de Nebula) estaba sentado en el borde de la acera bastante antes del concierto . Pero los ves encima de un escenario y son increibles, los tres. Empezó la fiesta con «Eight», seguida de mi tema estrella «Twenty Eigth», ambos del pluscuamperfecto «Wild Wonderful Purgatory», y ya estabas ojiplatico escuchando como sonaba aquello, sin parar de mover el cuello. Rock «gordo» del bueno, que gustaron al que ya estabamos flipados de antes y que fliparon al que no los conocían, por la instantaneidad de sus mastodónticos riffs.
Después de «Thirty Six», descargaron otra monumental «Thirty», seguido de «Nineteen» de su segundo disco «Almost Heathen». Los nombres de los temas son númericos para evitar los problemas de dislepsia de uno de sus miembros, pero recordarlos nos producen idem al que no lo somos. El concierto bajo levemente en intensidad con temas más progresivos, pero después de tanto movimiento de cuello, casi que se agradecia para apreciar la extraña pose de Rich Mullim al bajo, semi abierto de piernas y esa extraña pinta de habitante de los suburbios madrileños, pero siendo el eje del sonido, con un bajo como a mi personalmente más me gusta: grave y potente. Pero al que habia que dar de comer a parte es al bateria Rob Oswald. Rara posición en la bateria pero increible, como me impresionó cuando telonearon Nebula a Monster Magnet en Madrid y Bilbao. William Macum con semejante base rítmica tenía mucho trabajo hecho para hacer lo suyo. Salida del escenario para volver a interpretarnos unos bises cerrados por la monumental «twenty» y cierre con «thirty five».
Brutal noche de rock la que nos depararon ambas bandas, en especial, Karma To Burn, para el que escribe, el bolo que mas ha disfrutado en lo que va de año. Si hay grupos a los que sólo tiene sentido ver en directo, Karma To Burn son imperdibles. Carismaticos a tope, sonidazo y temas que enganchan a la primera, atronaron la Ritmo y Compas. Alucinando me dejaron.