Recuerdo con cierta nostalgia lo que suponía una sala como era la Swell de Leganes para toda la zona sur de Madrid. Por allí disfrutamos con conciertos tan inolvidables como los de Standstill, Delorean o Atom Rhumba, por decir tres… Pero ¿por qué fueron tan especiales? Por qué cuando en una sala tan acogedora metes bandas festivas y pegadizas como ellas, las cosas salen mejor.
El nexo de unión de todo esto es que la Can Can de Alcalá de Henares es una especie de retorno a la Swell: sin escenario, con autóctonos no excesivamente conocedores de la discografía de los grupos y a precios populares (4 euros con ¡Dos consumiciones!). Además, muy buen sonido improvisado y mucho juego por parte de una banda tan gamberra y festiva como It’s Not Not.
Ellos ya de por si tienen hits que para si quisieran muchas de las bandas foráneas que pueblan salas locales («The Bright Side», «Outerspace», «Sailing the night», Comes And Goes o «Pills And Coffeees»), pero es que además cuentan con un combo mágico para el directo: Joel haciendo el ganso entre la gente y una banda detrás infalible (van tres veces ya, y a cada cual mejor Piti a la batería… Hasta un sector le decia: «Piti semidios»).
Un concierto para guardar por buen hacer, por canciones y por diversión, en el que terminamos todos dentro del trozo destinado al inexistente escenario tocando el cencerro y la pandereta mientras disfrutábamos de «Ups and downs». Poco a poco, directo a directo, han demostrado que son para tomárselos muy en serio.