Una vez más y creo que es la quinta en La Riviera, retornamos a la sala para ver a H.I.M. En esta ocasión, vuelven a la sana costumbre de hacerse acompañar de una banda de relumbrón. Si en los primeros conciertos descubrimos a unos Sôber o a unos OOMPH!, después de sufrir a la banda innombrable del tío del tanga, en esta ocasión no era necesario que nos descubrieran a una de las bandas decanas del sonido Doom, Paradise Lost.
Durante “The Enema” y “Ash&Debris”, el sonido no acompañó para nada a Paradise Lost. Con “Mistify”, al prescindir del envoltorio metálico y recurrrir más a la voz de Nick Holmes, el sonido y el concierto mejoró. Como siempre Holmes permació estático y el peso de la puesta en escena recayó sobre los dos guitarras. En especial lograron leantar los aplausos del público con el inicio de canciones como “Erased” (con las voces femeninas pregrabadas) o “One second”. El concierto no superó al ofrecido recientemente en la Sala Live, pero el efecto que supongo que la banda buscaba, lo lograron: darse a conocer y reivindicarse ante una abarrotada sala La Riviera. Comentable es que un banda con la trayectoria de Paradise Lost, deba telonear a H.I.M. para atraer público, cuando hace escasamente unos meses y en un concierto más barato, no lograron llenar la pequeña sala Live (550 personas). Reseñable también es el fallo de iluminación en los tres último temas, incluida la “peineta” que le dedicó Nick Holmes a un tío del público que le enchufo la luz de un móvil y el que dejaran completamente de lado temas como “Gothic” o “Pity the sadness”, quizás para agradar más a un público acostumbrado a cosas más livianas.
Mucho hubo que esperar a que hiciera acto de presencia la banda principal de la noche, con el calorazo que tuvimos que soportar las primeras filas del concierto, que hubo que apagar a base de minis a 9,5 euros.
Si se obvia, lo que ya es sabido de los H.I.M. antes de empezar el concierto, es decir que Vile Vallo, no es precisamente un animal de escenario y que H.I.M. es una da las bandas, sino la más de las que conozco, que más pierde en directo respecto al disco, el concierto fue de muy buena nota. Perfecto set list, dónde no hay que quitar, ni poner ningún tema de lo tocado, además de lo extenso del mismo en la duración. Dos horas, es muy generoso dado los tiempos que corren. Además de una puesta en escena currada, sobre todo en la iluminación. Muy bonitos los focos posteriores. Y lo que es un punto a favor total, es que con el último disco, Venus Doom, la banda ha buscado un punto de madurez. Si en conciertos anteriores tuvieron que recurrir a Black Sabbath, para reivindicarse como músicos, y a Hand of Doom, aquí un tema del propio Venus Doom, cumplió perfectamente la función. “Sleep Walking Past Hope” es, desde ya, el auténtico temazo de H.I.M., apto para todos los públicos. Hasta Gas Lipstick se lució.
Por lo demás, H.I.M. siguen sabiendo que Razorblade Romance es su mejor álbum y cayeron prácticamente todos los grandes temas de ese álbum (“Wicked Game”, “Sweet 666”, “Join Me”, “Poison Girl” y “Razorblade Romance”) y los mejores del resto. A Valo, como siempre, aunque el hombre es generoso y se esfuerza, a su voz grave se la comieron las de algunas féminas gritonas de más, y como siempre, el auténtico motor de la banda fue Lily Lazer, original y excepcional guitarra, al mismo tiempo.
Si yo, que no soy lo que se dice precisamente un superfan de la banda, salí bastante animado, no es de extrañar el magnífico ambiente que se vivió antes, durante y después del concierto. Gran público y una banda entregada al máximo de sus posibilidades, es lo que hay que pedirle a un buen concierto. Este cumplió todos los requisitos.