/Crónicas///

Hermano – Bilbao (11/11/2007)

John Garcia, David Angstrom, Dandy Brown, Chris Leathers, Mike Callahan
8.4
Santana 27, Completo
Precio: 20 €
Géneros: ,

Left Side Bleeding
The Bottle
Cowboys Suck
5 to 5
Kentucky
Out of Key, But In The Mood
My Boy
Exam Room
Senor Moreno’s Plan
Don’t Call Your Mama
Angry American
Our Desert Home
Hard Working Wall
Manager’s Special
..
Life
Landetta (Motherload)
..
Alone Jeffe
Adoption Boy

Una noche para el stoner. El enorme, en más de un sentido, John García nos visitaba para presentar a Hermano, una banda más que asentada que si bien no llega a los niveles de Kyuss, cuenta ya con un repertorio más que sólido. Si además se acompaña en la velada con una banda como Sharon Stoner y después sigue otra fiesta en el mismo tono encabezada por Positiva, se puede decir que se celebraba toda una fiesta del stoner en Bilbao.

Según me adentré en la sala, Sativa comenzaban a descargar vatios entre una densa niebla artificial. Si bien este quinteto no hace stoner, no desencajó tanto como podría pensarse en la tónica de la noche. Y es que aunque es un grupo dominado por chicas (3 de 5), estas no quedan relegadas a los típicos papeles florero (por ejemplo, es típica la figura de la «aguantabajos»). Aquí se reservaban la voz cantante, la guitarra y la batería respectivamente, con buena nota en todos los casos. El papel masculino estaba más divido; al bajista se le veía a tope, pero el segundo guitarrista estaba como ausente. Al finalizar el concierto anunciarían que abandonaba la banda y es lo mejor que puede hacer ya que la desgana era patente.

En cuanto al estilo, se encuentran en la línea que separa el grunge más metálico o el metal más alternativo con el hard-rock. Imposible no destacar la poderosa voz de la cantante, melódica pero rockera, que por suerte no nos encontramos con una banda de maquillaje gótico. No es nada nuevo, ni rompedor, pero tampoco es lo que está de moda y eso hay que valorarlo. Gustaron, aunque a esas horas el público presente estaba más bien parado, siendo así el propio guitarrista de Hermano el fan más entregado de entre la concurrencia. Un gesto siempre de agradecer que las bandas grandes animen a quienes calientan para ellos.

También el bajista haría acto de presencia durante el concierto siguiente, el de Sharon Stoner. Esta banda guipuzcoana practica un stoner-rock escurridizo, como los Queens of the Stone Age más esquizofrénicos. En formato power-trio, son bestias escénicas, su cantante y bajista dándolo todo y su guitarrista marcándose bailes calcados a los del propio Josh Homme. Pero a destacar sin duda la calidad técnica que por momentos les acercaba al noise, con constante juegos de parones, guitarras y bajo disonantes y una batería como pulmón de unos ritmos que recordaban a lo más marciano de Kyuss o los primeros Qotsa cuando directamente no se introducían en estructuras deudoras del jazz.

Al margen de lo musical, la elección del euskera como idioma supone un importante rasgo diferenciador, aunque problemas con los micros al comienzo nos impidieron disfrutarlo. Esto hace que en el saco de influencias quepa también la saga de Dut y Kuraia, sin duda dos de las mejores comparaciones que una banda euskaldun pueda recibir. Pero para ganarse el título de los QOTSA vascos les haría falta volcarse en las melodías vocales, a pesar de que un amplio reducto de fieles coreaba sus canciones sin tregua. Muy interesantes y aunque divertidos, mucho más serios de lo que su nombre evoca. Y es que al lado de Sharon Stoner, Wolfmother hacen pop.

|Hermanos del high-desert|

Tras una espera no especialmente larga amenizada por las cabriolas y estiramientos del pelirrojo guitarrista, esa suerte de Josh Homme más delgado, la banda tomaba sus instrumentos y ahí salía el hombre que todos esperaban, la leyenda del stoner-rock, John García. Tiempo ha pasado desde la época de Kyuss y los años y los kilos no perdonan, pensé al ver su estampa. Arrancaron con fuerza y un tema de su último disco, «Left Side Bleeding». El sonido era atronador, tanto que quizá desorientó a García, que no estuvo del todo fino, con un tono demasiado nasal. Aún así en esta gran estampa de larga melena y en su vista perdida mientras cantaba podíamos ya ver parte de la grandeza de Kyuss.

Hicieron la primera regresión a los pétreos riffs de su aclamado primer disco con «The Bottle» y ya con el machacón ritmo de «Cowboys Suck», está vez del «Dare I Say», la garganta de García parecía haber entrado en calor. El puente entre su primer y tercer disco continuó desde «5 to 5» al single «Kentucky» y la más relajada «Out of Key But In The Mood». Según avanzaba el concierto se veía que Hermano no es una de esas bandas con tema estrella, sino un repertorio de rock más que sólido (monolítico que se dice siempre en estos casos) y la acogida de unos u otros temas era más o menos similar.

Una de las que destacaron en la primera parte fue el single «My Boy», cuyo tempo relajado permitió a García tomar mayor protagonismo escénico, encenderse el primer pitillo y disparar su pistola metafórica. Tras el ejercicio de funk fuzzeado de «Exam Room» apto para bailar. Ya con medio concierto por delante a la banda se la veía entre la euforia de llenar una sala como la Santana y la decepción por la escasa respuesta del público a sus peticiones de libro de rock n roll (dar palmas, levantar cuernos, jalear, etc). Sin embargo llovieron un par de vasos de cerveza, uno de ellos cayendo en el escenario. No quiero pensar que hubiera ocurrido de impactar a García, podría haber acabado el concierto gracias al gilipollas de turno. Con esto dicho, el trío protagonista (García, Armstrong, Brown) no paraba de bromear y mostrar su mejor cara. Especialmente el pelirrojo guitarrista, todo un showman, agachándose delante del público constantemente hasta el punto de tener gente tocándole la cara mientras toca la guitarra, tocando con la cara, etc.

Siguieron cayendo joyas de la banda como «Senor Moreno’s Plan», la fiesta de guitarras de «Don’t Call Your Mama», en versión más abreviada y seguidamente, uno de los mejores momentos rápidos, «Angry American». No cabe duda de que están orgullosos de su última obra y así cayeron seguidas dos soberbias «Our Desert Home» y «Hard Working Wall», en especial la primera aunque la voz de García va demasiado justa no por potencia sino por simple incapacidad de desdoblarse, pese a los coros de Armstrong. Aún así se agradecía cuando llegaba uno de esos temas de su primer cd por lo general más rockeros y directos, en este caso «Manager’s Special» que nos hizo mover la cabeza al ritmo de su machacona batería antes de que la banda abandonara el escenario.

Pronto salieron a hacer el bis reglamentario con la aireada y melódica «Life». El clima con el público ya era más que bueno e incluso John García recibió un osito rosa al que hizo gesto de sodomizar. El bis lo cerraron con otra de los cénits de su primer disco, «Landetta», que junta en la misma melodía una de sus mejores melodías de voz y guitarra en la estrofa con un estribillo enérgico y poderoso. Así el festín de riffs implacables y psicodélicos, bajos gravísimos y baterías pesadas terminaba, las luces se daban y parte del público emprendía la retirada.

Y es que la segunda salida del escenario tenía toda la pinta de definitiva. Los pipas comenzaron a recoger y esta vez de verdad, pero el público ahora había entrado verdaderamente en calor y les gritaba. Era imposible estando en la Santana y viendo a Hermano, no acordarse de la cita en que se logró que Alice In Chains salieran hasta 3 veces, así que merecía la pena intentarlo. Llegaron a encender las luces y a poner música pero los gritos, pitos y «beste bat» continuaron así que los pipas preguntaron repetidamente si habían acabado definitivamente. Finalmente la banda volvió a salir agradecida y Armstrong pronunció unas palabras «We don’t know any more songs, but we’re gonna mothefuckin’ jam».

Y no sé hasta que punto había algo de cierto en sus palabras porque «Alone Jeffe» sono extraña, más extraña que en el disco y un tanto desacompasada. En todo caso, merece la pena aunque sólo sea por escuchar ese adictivo riff tan heavy y alucinógeno, así como a García desgañitándose. Aunque para alucinógeno el reverb de «Adoption Boy», tema fulminante con el que finalizaron, esta vez si, el concierto. Un concierto para recordar que terminó con una sintonía banda-público realmente buena (incluso un espontaneo subió al escenario y propiono un beso al melenudo cantante). Tardó en llegar si, pero no son los primeros ni los últimos que se sorprenden de lo que se tarda por aquí en entrar en calor. Supongo que con cervezas a cuatro euros, cuesta aún más. Por otro lado Hermano son una de esas bandas destinadas a sufrir el síndrome post-banda legendaria. Esto es, que parte de su público acude a ver a la voz de Kyuss y no a Hermano como tales.

Sin embargo convencieron, vaya si lo hicieron y me atrevería a decir que si no fuera por la predisposición desde la sala a echarnos podrían incluso haber regresado. Pero supongo que este público rockero que sonreía ante los gestos fálicos de García sobraba, ya que comenzaba justo después una fiesta de feministas. Es lo que tienen las discotecas/salas de concierto para todo. En cuanto a Hermano y sus espectáculo, poco que añadir, salvo que sería de agradecer un John García en mejor forma física, y que no deberían haber olvidado alguna de las lentas/acústicas del último disco, porque la magia melódica de Dark Horse II o Bona Fide habría sido agradable de escuchar entre tanta saturación de riffs. Pero la banda del ‘high desert’ opta abiertamente por la caña en directo y tampoco nos vamos a quejar.

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11 de noviembre de 2007