Inauguramos Nocturama 2013 con unos ubicuos triunfadores. Los ganadores al Mejor Álbum de Rock de 2012 según los premios de la Música Independiente pasaban de nuevo por Sevilla para seguir presentando “H” dentro de esa larga gira que parece no terminar nunca. Y es que, a pesar de que a los madrileños ya se les vio por aquí un par de veces el año pasado, su cada vez mayor popularidad hace que puedan pasar varias veces por una misma ciudad en poco tiempo y aún así seguir consiguiendo un buen número de espectadores.
Para ir calentando el ambiente abrieron unos habituales de Green Ufos, Lobison. La banda antes conocida como Falso Cabaret ejerció de acertada telonera con su robusto rock salpicado de intensidad post-punk. Los de Juamba D’Estroso presentaron temas de su ‘segundo debut’ junto a otros de su antigua encarnación ante un público que fue creciendo poco a poco y sin prisas; afectado por el calor y el buen ambiente y quizá no demasiado receptivo a la (interesante) propuesta que se desarrollaba ante sus ojos.
Todo lo contrario sucedió con el siguiente power-trío. En penumbra, ante una pantalla levemente iluminada, pero rodeados ya de mucho público expectante, subieron Havalina y, tras una siniestra intro, comenzaron con su ya muy conocida “Norte”. Ya con este primer tema pudimos comprobar lo bien que funciona sobre el escenario su mezcla de oscuridad melódica y poderosos riffs que nos recuerda tanto a Soundgarden y QOTSA como a los mismísimos Metallica. Y es que tienen bastante razón todos los que dicen que poseen un gran directo, que destaca por su ímpetu rock dentro de un ambiente ‘indie’ donde suele predominar los sonidos más suaves y/o bailables.
Ofrecieron un set muy similar al que les vimos el pasado Noviembre en Fun Club, pero no por ello lejos de ser eficaz. Tocaron con equilibro temas de sus últimas tres obras, destacando la fiereza punk de “Viaje al Sol”, los momentos más pop de “La Antártida empieza aquí” u “Objetos personales”, o la obsesiva “Música para peces”, en la que el simpático Manuel Cabezalí dio el do de pecho con su dominio a la guitarra. El concierto fue creciendo en todo momento, llegando al clímax popular cuando bajaron a tocar entre el público; algo que ya les hemos visto hacer en otras ocasiones pero que, dado el baño de masas que suelen darse, nos parece siempre acertado.
Poco después desaparecieron, pero evidentemente tuvieron que volver ante la insistencia del personal para afrontar un generoso bis en el que sonaron una poderosísima “El estruendo”, “Incursiones” y “Desierto”, con las que dieron final a una hora y media larga de actuación en la que todo el mundo salió satisfecho. No me extrañaría que volviesen de aquí a poco.