Llegaba este fin de semana el Insomnio Tour de los madrileños Hamlet hasta la ciudad en la que son profetas, y lo hacía además con una doble sesión que brindaría a todos sus fans no solo el susodicho «Insomnio» tocado de forma íntegra, si no que también daría la oportunidad en una segunda fecha de disfrutar de su elegante álbum, «Syberia». Con una Rock Kitchen llena hasta arriba, la banda liderada por J.Molly estaba ante la oportunidad de volver a demostrar porque se les ha de considerar como la mejor banda de aquello que se dio en llamar Nu Metal. Aquella etiqueta maldita se queda sin duda pequeña para unos Hamlet que transitaron con igual éxito por el Trash-Core, el Nu Metal, el Metal Alternativo, en incluso en pequeñas pinceladas, por el Metal de esencia más clásica, y por decirlo de alguna forma, más heavy.
Esta noche tocaba ver como defendían la que para un servidor es la mejor obra de la banda, y sin duda la cima del Nu Metal nacional (y léase dicha etiqueta de mis palabras sin ningún tipo de connotación negativa). Y es que como casi todos los géneros el Nu Metal fabricó muchísima bazofia musical, y la masificación de bandas interpretando el estilo trajo consigo que el género muriese sin que nadie le matase. Pero detrás de todo eso estaban, y para siempre quedarán, una serie de obras que el tiempo está colocando en el lugar que merecen. Seguidores de la vía creativa y diferenciadora dentro del estilo que practicaban los norteamericanos Deftones, «Insomnio» es posiblemente el disco que más se acerca a los de Sacramento, y lo cierto es que sin entrar en comparaciones, nunca anduvo demasiado lejos del nivel de estos.
Con un sonido arrollador, anoche Hamlet volvieron a demostrar que en directo siguen siendo una apisonadora que debería sonrojar a todos aquellos que osen burlarse del estilo. Y es que pocas bandas se me ocurren en el panorama metálico actual con un show tan brutalmente perfecto como el que estos cinco músicos ofrecen. Sonó «Insomnio» de arriba a abajo y en el mismo orden en que sonó en nuestro reproductor allá por el año 98, y si eres de los que disfrutó con esa crítica a la televisión que es «Tortura Visión» (cuanta vigencia más allá de lo musical cobra hoy en día esta canción en boca de Molly…), del perfecto homenaje Deftoniano que es «Tu Medicina», del rap metal de «Dementes Cobardes», del trash-core de «¿Quién Cree qué Raquel se Suicido?», o de la sublime y acongojante «Antes y Después», no sabes lo que te perdiste en la noche de este viernes 12 de abril de 2013.
Usando todos los trucos de directo conocidos, para el recuerdo quedará los tremendos pogos formados por toda la sala en «Muérdesela» o «La Cabra», así como el espectacular estado de forma de un Molly que cualquiera diría que se acerca a los cincuenta años. Con su extraña y carismática personalidad brotando en su máximo esplendor, Molly podrá caer mejor o peor, pero a día de hoy sería de necios no considerarlo como un frontman casi insuperable en lo que a estos sonidos se refiere, reuniendo una versatilidad vocal sobresaliente, a la vez que una energía digna de alabar en un músico que lleva ya 25 años haciendo lo que hace.
Una vez finiquitado «Insomnio» lo que restaba no iba a ser desde luego desdeñable, y para el primer bis interpretarían la friolera de hasta siete canciones del disco que por sonido más se acerca dentro de su trayectoria a «Insomnio», «El Inferno». Atronadora quedó en escena «El Mejor Amigo de Nadie», de igual modo que se coreó hasta la saciedad la magnífica «Denuncio a Dios», pero sin duda fue «Vivir es una Ilusión» la pieza que se llevó los honores de ser la más destacada de esta parte de una actuación que sin embargo no terminaba todavía. En un segundo bis en el que las fuerzas y el calor ya hacían mella en parte del público, Molly, Tárraga, y compañía, consiguieron volver a meterse a todos en el bolsillo con su último éxito «Un Mundo en Pausa», y su himno por excelencia «Irracional».
Finalizaba de este modo una actuación especial para la banda que daba por concluido el homenaje a un disco clave en su devenir como fue «Insomnio», y que nos dejaba con tremendas ganas de volver al día siguiente para ver la revisitación de su obra más madura, «Syberia».