/Crónicas///

Gutter Twins, The – Bilbao (31/01/2009)

Mark Lanegan, Greg Dulli, Dave Russell
9.0
Santana 27,
Precio: 28 €
Géneros: , , ,

A pocos meses de su última visita a nuestro país, concretamente en el Azkena Rock de 2008, sorprendía la noticia de nada menos que tres fechas de los Gutter Twins por España. Parecía algo raro dado su repertorio aún limitado (al menos como banda) pero había que leer la letra pequeña. An Evening With Mark Lanegan and Greg Dulli englobaba bajo ese nombre una gira especial en cuyo texto promocional destacaban términos como «íntimo» o «acústico». Pues sí que parecía algo digno de ver, aunque para ser sincero el imaginarme a ellos dos solos y sentados, me obligaba a pensar con añoranza en el estallido de guitarras, teclados y épica a raudales que son sus directos en formato banda de rock. Pero la idea de que iban a tocar un setlist radicalmente distinto me hacía pensar que rescatarían más de un clásico que bien merecería la pena la entrada. Seguramente más le mereció la pena al imperio del ticket, ya que se embolsa 3 euros por entrada emitida. Vamos, que un día voy a pagar en el super con entradas de TickTackTicket porque parece papel moneda.

|Frías circunstancias|

En fin, regresando al concierto, lo abrió un frío Duke Garwood que tampoco pareció disgustar al público, aunque no era precisamente un derroche de carisma y ese aire de cantautor derrotado cuando eres telonero se hace un poco raro. Diría que al menos le serviría para hacerse nombre, pero dudo que la mayoría del público se acuerde hoy de su nombre, si acaso lo llegaron a conocer. Tocaría unos cinco temas, suficiente para no cansar al público ni crispar los nervios de nadie, de modo que su actuación fue bastante respetada. Como el set era bastante escueto (guitarras acústicas, piano, micros y atriles) no tardaron demasiado en salir Gutter Twins, bastante puntuales sobre todo teniendo en cuenta lo mucho que se retrasó la apertura de puertas por partida doble, algo de lo que, no por típico, nos dejaremos de quejar.

Lo cierto es que no era Santana ni el recinto apropiado para este concierto ni el elegido inicialmente. Pero la urgencia del ayuntamiento por hacer valer la ley en las salas, una ley que se lleva años infringiendo sin ningún reparo, hizo que el concierto se tuviera que realojar y suerte que fue posible, en este caso. Pero ya sabíamos que no sería lo mismo. Había en esta gira dos rasgos especiales, que acompañaban su carácter acústico. La primera era la de no permitir hacer fotos ni vídeos, la cual se cumplió y seguridad supo mantenerla bastante bien. Una gozada poder ver en pleno 2009 un concierto sin molestias de este tipo. La otra, la de que el público estuviera sentado. Esta obviamente no se cumplió, supongo que era bastante difícil de hacerlo en una sala que es ante todo una discoteca y encima un sábado.

|An Evening With the The Gutter Twins|

Anécdotas circunstanciales que se olvidaron cuando dos de los personajes más carismáticos del rock de las últimas dos décadas salieron a escena, se sentaron y comenzaron sin más dilación con «The Body». Un tema que echaba de menos en los setlists de los Gutter Twins, convertido de ejercicio proclive al trip-hop a cálido y evocador folk-pop perfecto para este formato también por su fuerte presencia vocal, con la ronca voz de Lanegan haciendo de colchón para la más volátil de Dulli. Siguiendo por su pasado más reciente y demostrando como las canciones de Saturnalia suenan bien privadas tanto de electricidad como de electrónica, sonaría «God’s Children». Su rítmica similar la hacía perfecta para el primer guiño clásico de la noche, de Mark Lanegan al «All Along The Watchtower» de Dylan en los compases finales. Le seguiría el tono oscuro de «The Station» y Dulli se sentó al piano rescatar del EP la escalofriante «We Have Met Before».

Continúo el protagonismo vocal de Lanegan con su brumosa «Resurrection Song», mientras Dulli nos apuñalaba con dulzura mediante su teclado. De vuelta a la guitarra Dulli atacó «The Twilite Kid». En realidad ambos hacían presencia vocal en todos los temas, de hecho queda bastante claro que menos rivalidad entre ambas figuras hay de todo, consiguiéndose momentos de gran conexión en los que el más risueño Greg Dulli le saca inusuales sonrisas a su compañero Mark. Pero es normal que cada cual lleve la voz cantante en sus propias composiciones, generalmente más animadas las de uno y más hipnóticas y minimalistas las del otro. Así el genio épico de los Twilight Singers brilló especialmente en «The Lure Would Prove Too Much» en contraposición al Lanegan más tierno de «Kimiko’s Dream House». Al hilo de los coros, comentar, como no, que en escena no sólo estaban Lanegan y Dulli, sino también Dave Russell, apoyo a la guitarra y los coros y escudero fiel de Greg Dulli en Twilight Singers que también acompaña al dúo con The Gutter Twins.

En fin, que el concierto se iba poniendo caliente y si bien es innegable que la figura de Lanegan es más mediática y sus canciones en solitario eran recibidas generalmente con algo más de calor, un punto álgido llegó para muchos nostálgicos con «Summer’s Kiss» de Afghan Whigs, la que hoy podemos afirmar es una de las bandas más menospreciadas de su época. Lo más emocionante de este tema, además de los arranques de Dulli que casi hacían que no pareciera un acústico, es que el estribillo se lo cedió en parte a su compañero de voz profunda, todo un detalle. También compartieron claro, «King Only», siempre con Greg poniendo la pasión desbordada y Mark la estremecedora concreción. El silencio entre el público fue la tónica dominante, salvando claro aplausos al final de los temas y expresiones de emoción al comenzar los más carismáticos de la noche. Hubo murmullos si, pero ya se sabe, eso es difícil de evitar.

Desgraciadamente Lanegan no rescató nada de Screaming Trees, pero es de ser justos decir que no hizo falta, porque con clásicos contemporáneos a medio camino entre el folk y el blues como «Sunrise» o «River Rise» con ese algo especial marca de la casa. Y tras estrenar lo que parece ser un nuevo tema de Gutter Twins, que demostró lo efectivo que era el dúo en ese formato sin necesidad de que el público estuviera familiarizado con las canciones, la última canción antes de los bises entró en el de las versiones que protagonizó de forma fulminante la parte final del repertorio.

|Clásico final|

Dulli se calzó la armónica para dar comienzo al blues primigenio de Bukka White, «I Am In The heavenly Way», nada de extrañar con el gusto que ambos han demostrado siempre por la música negra. Entre aplausos salieron de la sala para regresar más tarde Dave Russell el primero y es que sus coros tomarían protagonismo en «Candy Cane Crawl», con cuya tónica creciente Greg Dulli pudo desatar todo su ímpetu de nuevo sentado al piano. El momento Lanegan equilibraría las cosas acto seguido con una hipnótica y estremecedora «One Hundred Days», otra de esas interpretaciones que hace que las lágrimas se agolpen por salir de tus ojos. Y es que hasta Greg quedaba con la mirada perdida cuando su compañero protagonizaba algunos de los momentos más íntimos del show. También tuvo su hueco Dave Russell que sorpresivamente hizo gala de una estupenda voz al estilo clásico con una animada versión del country popular «Tenesee Waltz». No tan personal como la de sus «jefes», pero con poco desperdicio.

Y la emoción quedó por completo a flor de piel según se arrancaron las primeras notas de la delicada interpretación de «All I Have To Do Is Dream» de Everly Brothers, sin duda unos minutos para recordar. Como también lo fue el tributo final a Sinatra de «I Get a Kick Out of You» donde las dos figuras se pasaban el testigo. Una versión muy alterada, sí, pero que captaba la esencia de la música de «la voz» y su grandeza. Y esta vez sí que acabó la cosa. Al menos en lo musical porque por alguna gracia divina, en pocos minutos la pareja salió (valla de por medio, eso sí) a saludar al público y a satisfacer los pequeños deseos fetichistas del público, cosa que en otros lugares no sabemos, pero parece que ni en Barcelona ni en Madrid hicieron. Tal vez como homenaje a un público que en buena parte les había visto hace escasos meses en el Azkena. Personalmente, de poca gente me hace ilusión este tipo de recuerdos de conciertos del rock, pero qué duda cabe que los gemelos de las alcantarillas son una excepción. Esperemos que su estela no se apague y tras satisfacer sus búsquedas musicales en el plano individual, sus caminos puedan volver a converger, a ser posible en nuestros escenarios.

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31 de enero de 2009