Con el fantasma de la celebración del Primavera Sound en Barcelona que comenzaba en el Parc del Fórum justo un día después regresaban Godflesh a Madrid. Los propios Godflesh el día antes en la parte dedicada a salas del festival, lastrando bastante un buen porcentaje de público que a buen seguro se había presentado a ver al dúo británico en Madrid.
Su estado de forma no sorprendió demasiado al respetable madrileño, aunque fuera sólo de odias, puesto que precisamente su regreso a los escenarios había traído numerosas buenas críticas. El caso de su actuación en la capital no distó nada de lo que se decía, sobre todo gracias a un sonido sorprendentemente atronador y cristalino del nuevo Gloos Club (antes Rock Kitchen). Lo único que podría achacar a la sala para bajar la calidad del concierto fueron unas luces demasiado brillantes para un directo metal industrial, como el propio Justin se quejaba durante los dos primeros temas, pero en cuanto a visibilidad y sobre todo sonido hay que dar una nota bien alta.
En cuanto a la actuación en si misma hay que destacar la compenetración entre Broadrick y Green, con una actuación brutal y movida del primero y una contenida del segundo. Los temas de «Streetcleaner» fueron clave en un repertorio que se inició sin respiro con «Love Is A Dog From Hell» y la excelente sucesión de temas del álbum anteriormente citado con «Like Rats», «Christbait Rising» y la propia «Streetcleaner». En seguida llegó «Tiny Tears» para cerrar el repaso a su obra más celebrada, con un set que fue poco a poco ganando en decibelios, velocidad y trance musical.
De lo que no pudimos dar cuenta es de ningún tema nuevo de «A World Lit Only by Fire», el prometido nuevo disco de la banda, pero intuimos que los derroteros de la banda van a ir por su lado más industrial de sus inicios y no tanto por los derroteros más experimentales que no tuvieron cabida en el repertorio. Al menos la actitud de la banda nos hace acordarnos más de los Godflesh de finales de los 80 y principios de los 90, con una intensidad machacona que efectivamente salió aupada con apenas una hora y poco de concierto.
Como teloneros estuvieron los madrileños Aathma dando cuenta de su doom que tan pronto nos recordaba a los padres Black Sabbath como a los hijos más oscuros de Type O Negative. Para la ocasión acompañó a Juan y su nuevo bajista el incombustible batería de Adrift y Codo (Jaime), ocupando por una noche el taburete de la batería con una solvencia sensacional. Tuvieron que sufrir ciertos problemas en cuanto a la nitidez de sonido de los instrumentos, aunque el resultado final pareció convencer a un público de un estilo algo alejado al propio de la banda.