El concierto del pasado viernes 11 en la sala Charada madrileña es de esos en los que la división cabeza de cartel-telonero no tiene mucho sentido salvo porque en algún orden hay que poner a las actuaciones. Dos bandas veteranas del punk rock patrío como G.A.S Drummers y Sugus no necesitan ninguna presentación a estas alturas de la película, y decidir cual de las dos tiene una mayor relevancia a día de hoy es algo de lo más irrelevante. Si quizás la mayor trascendencía a nivel nacional de los jerezanos les podía poner un punto por encima de los madrileños, el hecho de jugar en casa igualaba, e incluso superaba, la expectación por la banda de nombre de chuchería.
Arrancaron por lo tanto Sugus como buenos anfitriones, y con su habitual punk ramoniano anfetamínico descargaron una tras otra las piezas de su último trabajo, «Ciclostes», entremezcladas con muchos de sus clásicos más antiguos y veloces. Así fueron cayendo la muy Airbag, «Estupido Mornard», «Charlie No Hace Surf», o las más recientes «Siempre Olvidamos», «Adios Amigos», o «I Don´t Feel It», siempre con la actitud envidiable del cuarteto sobre las tablas, y con un sonido que aunque mejorable, ensambló bien con esa actitud más cruda que la banda propone en directo frente a lo escuchado en su último Lp. Todo un ejemplo de banda que, con casi dos décadas de actividad, siguen subiéndose al escenario a darlo todo como si fuese la primera vez, y que además nos regalaron una gran versión del «No Control» de Bad Religion.
Y tras el vendaval speedico de Sugus les tocaba a G.A.S Drummers tomar el relevo y redondear esa fiesta de punk y melodías. No sabemos si el ser la tercera vez que nos visitaban en poco tiempo (ya presentaron su nuevo disco en el Wurlitzer, y telonearon a Propagandhi en la última visita de los canadienses) tuvo algo que ver, pero lo cierto es que pareció que la temperatura entre el público descendió algún grado. El sonido demasiado alto de la sala perjudicó más a G.A.S Drummers, los cuales son poseedores de unas canciones con ciertos matices pop que no siempre fueron disfrutados por culpa del atronador volumen que gobernó su hora de actuación.
A pesar de ello, la banda de Dani Llamas son todo un garante del buen rollo una vez subidos al escenario, y no tuvieron que hacer sonar demasiados temas para que la gente se fuese metiendo de lleno en su actuación. Con su notable «We Got The Light» como disco reciente que defender, y su arsenal de temazos del pasado listos para ser coreados, la banda andaluza terminó completando un buen concierto del que destacaría la canción que da nombre a ese último Lp, así como la siempre genial «Back To Decadence».
Desde el desconocimiento de las razones por las que el sonido fue irregular durante gran parte de la noche, recomendamos a la sala Charada que, ahora que a retomado la programación de conciertos con un listado más que interesante de éstos, haga algo, si está en su mano, para mejorar la calidad de los que va a salir por sus bafles.