Ante la gira de John García «tocando temas de toda su carrera» las sensaciones eran algo bipolares. En los últimos años le hemos visto tocando temas Kyuss con su banda, tocando Kyuss con una medio-reunión de Kyuss que luego pasó a llamarse Vista Chino. En fín que uno piensa que esas balas del pasado, en especial las de Kyuss, estaban ya gastadas. Eso era lo que estaba por ver en el concierto.
Los teloneros que le acompañaban en la gira estaban estrictamente pensados para agradar a los mismos fans de García. Tanto que no aportaban mucha riqueza a la velada. Los primeros, los holandeses Komatsu, practicaron un rock con aires desérticos aunque tirando hacia la concreción de, por ejemplo Red Fang. Un sonido bastante malo quizá acentuara la sensación de ausencia de buenas canciones así que pese a los intentos del bajista de animar, tampoco consiguieron gran cosa.
El salto cualitativo sería grande con los siguientes teloneros, Steak. Mejor sonido, banda y cantante muy solvente, pero al mismo tiempo imposible no ver en ellos unos absolutos clones del propio John Garcia. Así visto, parecían unos teloneros elegidos directamente para dejar clara su influencia en bandas jóvenes. Algo que ya sabemos y que no hace falta explicitar tanto. Con todo una gran banda, pero tanto ellos como John García se hubieran beneficiado más de no coincidir unos con otros sobre el escenario.
Abrieron en modo Kyuss con «Caterpillar March» y aprovecharon ese rebufo para meter el tema de su último disco «Rolling Stoned». Pronto veríamos que la tónica sería esa misma; alternar las psicodélicas jams de Kyuss con gran parte de su último trabajo, de caracter más hard-rockero sin dejar el groove de lado, con obvias deudas a The Cult. Aún así hay que reconocer que si bien pocos cancioneros pueden hacer frente al de Kyuss, sus temas nuevos tampoco fueron un gran bajón y así pudieron enlazar el primer himno «One Inch Man» con su último single «My Mind» sin que el ritmo se resintiera demasiado. Los fans de John García en el fondo son bastante comprensivos en ese aspecto.
Y eso que la forma de anunciar el concierto daba pie a pensar que iban a caer más temas del pasado. Quizá no muchos más de Kyuss, pero si más de Slo Burn o Unida. Tan sólo una frenética «July», de los primeros saciaría a los fans en ese aspecto, siendo uno de los momentos álgidos de la noche. Una noche en la que vimos a un John García en plena forma vocal, escénicamente pues como siempre, con sus característicos movimientos a la hora de agarrar el micro pero en algún que otro momento bastante contento, intercambiando risas con público y banda. Una banda a la que tampoco le podemos echar piedras, pero está claro que interpretando los temas de Kyuss se queda corta. Es lo que hay y toca aceptarlo.
Como momentos álgidos nos quedamos claro con las mágicas cadencias de «Gloria Lewis», con esa montaña rusa que es quizá la que mejor apuntala todo estos sucesivos revivals en directo que es «El Rodeo» y «Supa Scoopa and Mighty Scoop», la última gran agitación antes de que la banda saliera del escenario. Se hicieron de rogar un poco para finalmente volver a tocar una «Green Machine», que desató el pogo y acto seguido se largaron no sin antes comentar la intención del artista de salir a firmar discos y encotrarse con los fans.
Así pues terminó el concierto con una sensación agradable, sin alardes, que se emborronó un poco más cuando comprobamos que toda una «White Water» figuraba como última pieza del setlist y no fue tocada. Y en este caso no creo que fuera por flojera del público bilbaino sino más bien del propio García. En definitiva una noche con cosas no tan fáciles de pulir (una banda más cercana a lo que fuera Kyuss) pero quizá otras sí (un setlist con algo más de su historia, incluido algún tema insigne de Hermano). Eso se hubiera parecido más al repaso a su carrera que muchos esperaban.