No se asusten al leer la nota que se lleva este concierto. No es que Fun Lovin’ Criminals se hayan vuelto locos de repente. No se trata de que ese flow que desprende Huey se haya evaporado. Tampoco que su batería Frank Benbini se haya dedicado a hacer las cosas mal. El problema no fue de ellos.
Partir de la base de enfrentarte a un concierto de cuarenta euros, con una banda que no está en su punto más alto de fama es complicado. La nostalgia hoy en día mueve montañas, y algunos de los que disfrutaron de «Come Find Yourself» o «Loco» se tuvieron que animar, pero no fueron demasiados. Al menos, ya podía haber sido un concierto que disfrutar en una Joy Eslava o Caracol, y no un suplicio sonoro en Heineken.
Porque por mucho que el grupo neoyorquino nos brindara lo mejor de su repertorio (se les escaparon apenas «Bump», «Run Daddy Run», «Where The Bums Go» y «Passive Agressive»), fue de todo menos agradable de escuchar. De ponerles pegas a ellos como grupo habría que centrarse en la cantidad de material pregrabado que llevan. Es algo raro ver a Huey pasar de su guitarra y centrándose en cantar, y que el sonido no se resienta. Al menos pueden presumir de tener un baterista inconmesurable.
Comenzaron eligiendo un repertorio bastante bailongo con el nuevo single «Classic Fantastic» y los clásicos «Loco», «Swashbucklin’ In Brookyln» y «Korean Bodega». Bailongo si los bajos no nos molestaran hasta la extenuación, sobre todo cuando Brian Leiser abandonaba el bajo y se centraba en el piano. Insufrible sonido. Igualmente también, intolerable con estos precios.
Los grandes baluartes a la hora de salvar el concierto fueron los clásicos menos exquisitos y más rockeros: «King Of New York» coreado entre Huey y todos nosotros, «Scooby Snacks» en plan revival sucio y una sensacional «Love Unlimited» naturalmente dedicada a Barry White. Entre medias se dedicaron a repasar su material más tranquilo y folk con paseos por el «10th Street» y «Dickholder».
Al final ellos salieron airosos con unos buenos bises comandados por la alternancia entre «All The Time In The World» y «The Fun Lovin’ Criminal», pero el concepto global del concierto fue bastante vergonzante. Una pena que bandas con esta solera vean como baja la calidad de su concierto así, pero tampoco sabemos si fue culpa de la sala, del técnico de sonido del grupo o de la frialdad de la escasa asistencia.