Esta vez no vamos a entrar a comentar las razones de las separaciones para que luego nadie se queje. Nos limitaremos a decir que Fromheadtotoe fueron muy grandes y que el pasado día 9 de febrero lo volvieron a demostrar 12 años después de su formación en una repleta Moby Dick.
Molina y el resto de la banda subieron primero para comenzar con la sucia «Rest» que empezó por todo lo alto cuando Raquel subió directa al micro. Hace tiempo ya que encontré en algún medio la acertada etiqueta para el sonido de Fromheadtotoe: «Echobelly en Washington DC». La rabia inteligente que hacían Fugazi o algunos compañeros de Bcore (Aina y Standstill, por ejemplo) pasado por el filtro pop de los propios Echobelly y de toda una escena indie «Made in Subterfuge». Bien, pues ahora mismo ellos están mas cerca de la Casa Blanca que del pop-alternativo noventero.
Sudor a borbotones desprendidos por parte del torrente de voz de Raquel, equiparados a la cara de sufrimiento de Molina y Pere Fernández cada vez que le daban a algún acorde. Mientras las primeras filas empezaban a dejarse la garganta tanto en momentos de su emotiva época Subterfuge («Colours», «Without» o «Surface») del mismo modo que con sus primeros pasos en Bcore («A Name», «K.M.A.» y «Divine» del tirón, ni en nuestros mejores sueños…).
Costó de todos modos que la comunión llegará a gestarse al 100% entre el cuarteto catalán (con David, el batería de Pupille como fichaje estelar) y el público. Pero la garganta de Raquel no pudo resistir ponernos a todos los pelos de punta con clásicos como «Insomnia» o con la feliz y amable «New Diversion». Además, cuando en tu repertorio tienes canciones de melodía tan perfecta como la de «Daydream» o «I’m The Fuel» puedes permitirte el lujo de centrarte en tocar y en vivir la música. El resto a poco que hagas, va a funcionar.
El greatest hits tuvo un segundo parón (el primer descanso vino después de «Insomnia») que encauzaron con un tercio final algo mas flojo de inicio, pero perfecto al finalizar. «Forget» pasó algo desapercibido después de haber terminado con «Talk Too Much» y «I’m The Fuel» el set anterior, mientras «One Way Road» sufrió una sucia y ruidosa revisión para terminar por todo lo alto con «Crying Shoes» y con una honestidad que deja perplejo.
Y entonces, mientras todo el mundo pedía mas a una banda que se volvía a separar, uno inevitablemente pensaba que si un combo resurgido para dos fechas era capaz de este concierto tan intenso y potente, mas de uno tenía que ponerse las pilas…