Presentación por fin de «36 de 48» en vivo, el debut del que fuera bajista de Standstill, Elias Egido, bajo su seudónimo Eh! En realidad, encontramos sus influencias lejos de lo que habitualmente pudiéramos relacionar con el, para ya rematarnos en vivo con todo un cover de Masada. Pero antes de saltarnos temario, empezamos por el principio con esta nueva edición de Ferrarafest, algo descompensada ya que los dos primeros grupos del cartel eran bastante más desconocidos en general.
Teniendo en cuenta que un servidor asistía a La Boite directamente desde el Universimad del Paraninfo de la Complutense, apenas pudo escuchar el 90% de la actuación de la segunda banda, Rufus T. Firefly. Estos cuatro chicos sonaban realmente bien, pero como a tantas otras bandas les pasa, andan algo faltos de originalidad e ideas propias en sus composiciones. O al menos eso pareció en un directo correctísimo, pero muy estático. Esperaremos su mejoría encima de las tablas para la próxima, que la habrá.
Lo de Eh! Fue un cantar muy distinto, en todos los sentidos. Con la ausencia (parece ser que definitiva) de Díaz-Ena al theremin y de Ruben Not Not a la guitarra, el combo se componía del propio Elias al bajo/contrabajo y dirigiendo junto a Daniel Arrizabalaga y Jesús Villalabeitia (batería y guitarra, respectivamente) de Same Old, el multi-colaborador Ramón Marc Batallé al saxofón y Naiel Ibarrola al piano.
La banda al completo había ensayado apenas unas pocas veces, pero viendo cómo empezó la cosa con ese espectacular «Esqueletos En El Armario» quien lo diría… Su concierto digamos que pasa más por ser un concierto de rock concentrado y ambiental, que por el aire jazz y de bandas sonoras que viene del estudio, lo cual es algo muy bueno si vas verlo en una sala como La Boite, y algo peor si lo viéramos en un teatro o similar.
Sensacional labor primero de Elias a medio camino entre contrabajista y director de orquesta, y sensacional labor de la banda en su conjunto sabiendo cambiarse el disfraz sonoro con cada tema: darle la suficiente furia a temas como «La Cortina De Mi Propio Ego», centrarse en una faceta más convencional con «Una Difícil Relación Con El Mundo» y tirar hacia una tensión ambiental extraña como la de «Un Cantante Afónico, un Pianista de Cocktail y un Batería».
Por contra, quizás no fueron elecciones muy buenas otras como las de «Despierta Gata», teniendo en cuenta que no contábamos con un theremin delante que dotara al tema de todas las variaciones del disco. Cosa que podrían haber solucionado de una mejor manera tirando de repetorio ajeno, como hicieron con el Zorn más jazz de Masada.
Elias término el concierto asegurando haber visto un sueño cumplido viendo cómo su disco tomaba vida, pero a nosotros lo que nos gustaría que este gran concierto no se quedará como una mera anécdota. Queremos más, claro.