Días fríos en el invierno madrileño, en plena crisis y en plena mitad de semana laboral. ¿Solución? Pues efectivamente, salir un miércoles a bailar con The Faint, rodeados de guiris borrachos.
A hora bastante tempranera, como afortunadamente suele ocurrir en Joy Eslava, se abrían puertas con escasa afluencia. Y eso que los teloneros eran lo más infalible posible, ya que con Grabba Grabba Tape te da tiempo a llorar de la risa, a agitar la cabeza y hasta a revivir los 90 con la bizarrada de «Killing In The Name» a la que nos tienen acostumbrados (esta vez, dedicado especialmente a Ana Obregón) en un espacio de tiempo que raramente o pasa de los 20 minutejos.
Para lo primero tuvimos un par de historias memorables de boca de su batería y vocoder, que se repitió en Bilbao y Barcelona (por lo que cuentan): niñas con plumas que vuelan junto a personajes de Golden Axe y la relación amistosa entre Bruce Bilis, Eric Placton y la Atari. En lo estrictamente musical tuvieron que lidiar como buenamente pudieron con un escenario que lógicamente se les quedaba inmensamente grande. Incluso hubo problemas de eco con el sonido de la sala, cosa nada habitual en Joy. Sobre el repertorio poco que decir pues no hubo temas de «Kurt Kobaya Y G.R.O.X Man Odia Nirvana» ni de sus otros últimos 7″, como ya ocurriera con su actuación junto a Polysics. No sabemos si será cosa de material nuevo, o que nos perdemos entre tanta canción de dos minutos.
Para The Faint ya había llenazo en la planta baja de la sala (las otras permanecieron cerradas) y un ambiente bastante festivo para un miércoles y para un grupo que no está precisamente en la cresta de la ola ahora mismo. Su nuevo disco de hecho, ha pasado de largo para la mayoría de su publico tipo, que ya se han pasado a Foals y a Justice, por decir dos.
La banda de Nebraska hizo corregir eso en seguida tirando de «Danse Macabre», dejando las cosas claras al respecto del set list. A pesar de todo ello, el verdadero acierto de set arrancaba desde el cuarto tema, «Forever Growing Centipedes», desde el que fueron partiendo otras impecables versiones de «Posed To Death», «Desperate Guys», «Get Seduced» y «The Conductor» todo del tirón, para goce de la fiesta y el baile.
El sonido en directo de The Faint, para los que no los habíamos visto antes, es realmente sorprendente. Su actitud hasta podríamos considerarla más propia de un combo de rock (tampoco un rock demasiado pureta, no nos engañemos…) que la actitud de banda con bases electrónicas como las que pululan en sus álbumes. No había más que ver la melena de uno de sus guitarristas o los bailes de su teclista para darse cuenta que estos llevan ya un pateo de escenarios considerable a estas alturas de la vida. Por algo, hasta podríamos decir que son padres del revival post-punk/new-wave
Para rematar un concierto sin respiros ni bajones demasiado notables, tuvieron que redondear un bis con un público ya entregado pidiendo más a gritos con otros temas coreados y bailados de su repertorio, con un mayor éxito en «Glass Danse».