Segundo día del Experimentaclub madrileño y segundo lleno absoluto. Muchísima expectación por volver a tener dentro de la programación a unos Mouse On Mars que ya son banda de cabecera para cualquier seguidor de la electrónica experimental.
Aunque otra actuación esperada era la de Manyfingers, en un auditorio abarrotado y acalorado, que terminaría siendo claro vencedor del día para el gusto de un servidor. Chris Cole, aka Manyfingers, es sin duda el hombre orquesta del Siglo XXI. Uno de esos tíos que va dos pasos por delante del resto y que recordaremos cuando en unos años haya un montón de artistas en solitario usando loops grabados en directo para montar una canción en condiciones. Además de por aquello de ser uno de los grandes precursores del movimiento (o al menos de ser de los más conocidos), Chris Cole tiene el gran mérito de no sólo saber montar canciones en directo sonando igual de bien que en un estudio sino además de saber sacar una orquestación que parece sacada de orquesta completa usando apenas guitarra, piano, batería, MacBook (la herramienta por excelencia del festival) y pedales por todos lados para interpretar su debut «Our Worn Shadow» casi al completo. Simplemente impresionante.
Tocaba el momento de perderse un poco por La Casa Encendida, decorada de manera minimalista, para terminar llegando a la actuación de la asturiana Baseline en el Espacio E. Con guitarra y diversos cachivaches de manipulación sonora Pilar Baizán consiguió atraer la atención de todos los que andaban sentados en el suelo. Noise ambiental con un trasfondo hipnótico que enganchó bastante gracias a las imágenes proyectadas de su propia cosecha y a la calidez del Espacio E y sus cojines. Hacia el final la gente empezó a desertar, pero se puede decir que consiguió su objetivo de atraparnos aunque fuera solo hasta la primera mitad de sesión.
Sorprendente expectación también por entrar al Espacio D dónde los japoneses Satanicpornocultshop aguardaban agazapados tras unas cuantas frases en japonés colgadas por todos lados. Podríamos asegurar que tanto para los que los conocían como para los que nos habíamos limitado a imaginarnos un ingenioso proyecto por la nota de prensa la cosa se tornó en amplia decepción. Decepcionante por que calificar su directo (como el libreto decía) como «una locura sencillamente imposible de describir» no dice mucho de que en realidad la locura que se les supone era de lo mas aburrido que uno se puede encontrar. El inicio con una triturado del «It’s Not Unusual» de Tom Jones en plan Karaoke-caótico pintó bien, pero fue un espejismo de una performance sobreactuada y de una música demasiado común como para destacar en Experimentaclub. Suspenso amplio.
Abandonando a los asiaticos aún sin terminar su actuación hubo tiempo de poder ver acabar la sesión de DJ Vallellano (productor de Prin’ La La) a base de clásicos Disney. Ingenioso e irreverente, pero que todos usamos como hilo musical sin más durante la espera a los alemanes Mouse On Mars.
Poco antes de las 22:00, hora programada para el inicio de Mouse On Mars, el patio de La Casa Encendida ya era un enorme hervidero de gentes diversas, momento que aprovechó la organización para recordar que no se podía fumar y que de seguir así (vergonzoso la parte del público que fumaba en cualquier sitio) Experimentaclub 2008 podría peligrar. Ya sería una pena que perdiéramos un evento así por la simple desgana de unos pocos.
Entonces, los alemanes aparecieron para poner a algunos a bailar y dejarnos mirar absortos al otros. Tenían varias opciones de entre su cambiante repertorio pero en lugar de tirar de ruidísmo puro y duro o de carisma bailón hicieron una mezcla de estos dos momentos junto a los demás evoluciones sonoras que han ido conociendo en sus 15 años. Una sesión muy distinta que terminó sonándonos peligrosamente monótona a unos cuantos no excesivamente seguidores, pero que provocaba el delirio en las primeras filas del patio. Cumplieron con creces su cometido, pero no deslumbraron tanto como se intuía en el ambiente caldeado.