Pues si, el ciclo de conciertos Imperdibles de San Miguel tocaba su final. Primera edición, en una Sala San Miguel que había aprobado en el primer concierto de Mogwai pero que hacía todo lo contrario con un concierto de Explosions In The Sky en el que no cabía un alma. Elbow no estaban en las quinielas, a pesar del respeto del que siempre han gozado, pero al final se llevaron el gato al agua.
Sin tiempo para ver la propuesta interesante de Howling Bells nos metimos del repertorio de Elbow, con especial presencia de, «Build a Rocket, Boys!» ,el disco que presentaban.
No vamos a exagerar y decir que la sala San Miguel, el pasillo debajo de las gradas de Vistalegre para los despistados sonase perfecto, pero estuvo mucho mejor que muchas otras salas habituales. Bien alto, de hecho. La imponente voz del cada vez más corpulento Guy Garvey sonó nítida y en su justo volumen, pero es que además los rebotes y ecos del resto de los instrumentos estuvieron poco a la vista. Además, la ejecución estuvo más que sensacional, sobre todo con el propio Guy en todos sus registros vocales y humorísticos entre canciones, sobre todo callando con un sonoro «Shut the fuck up» a un charlatán y «despidiendo» a una amiga del público que no sabía traducir sus palabras correctamente . Hasta el dúo de violines que los acompañaba se escuchaba, aunque no vamos a restar mérito a un público que se comportó en todas las partes tranquilas en un claro síntoma de madurez que no consiguió el público de Explosions In The Sky, aunque fuese por un 1% de pesados.
Volviendo al repertorio hubo unos cuantos momentos claves, pero siempre con un hilo conductor que los fue llevando a su faceta más pop, o quizás melódica. Empezando con la percutivas progresiones de «The Birds» y «The Bones Of You» la cosa ya pintaba que iba a ser grande, pero no fue hasta los indómitos cánticos de «Grounds for Divorce» cuando nos dimos cuenta del todo.
Echamos naturalmente en falta la presencia de su debut, pero hubo tiempo para otros puntos clave como las preciosas versiones de «Some Riot» y, sobre todo, un cierre increíble con la emotiva «Lippy Kids» y la trepidante «Open Arms» que se convirtió en un coro. Igualmente supieron que tenían que cerrar con «One Day Like This», porque además de ser la canción favorita de los que le siguen encaja con la idea de terminar en lo más alto de las emociones.
Mientras nos íbamos a casa con el «one day like this a year’d see me right» aún pululando en la cabeza nos dábamos cuenta que todavía estaba lloviendo, que todo volvía a ser feo y que seguíamos en esa jornada de reflexión tan de mentira. Al menos estuvimos resguardados un tiempo.