/Crónicas///

DeVotchKa – Madrid (09/01/2008)

Nick Urata, Tom Hagerman, Jeanie Schroder, Shawn King
9.0
Sala El Sol, Casi lleno
Precio: 20 €
Géneros: ,

Hace tiempo que ha dejado de costarnos el imaginar como sería la música de fusión (especialmente con toque balcánico, en el caso que nos ocupa) y el folclore alegre llevado al extremo de la seriedad y no tanto de la festividad. DeVotchKa, al igual que Beirut o The Decemberist por decir dos, llevan tiempo demostrando que la elegancia no está reñida con la fusión.

Antes de comprobar todo ello en directo apareció un tipo con gorro de lana (muy apropiado fuera en la calle, pero poco dentro) en el escenario de la céntrica sala El Sol. Decía que se llamaba Lonely Joe, y la verdad le iba al pelo pues su banda apenas se componía de un par de pedales y un tecladito. Su irregular actuación se compuso de curiosas canciones de pop acústico que apenas cuajó en un concierto de estilo bastante distante del suyo. Al menos se atrevió con una versión del «Teardrop» de Massive Attack la mar de curiosa, en lo demás se quedó en tierra de nadie.

Dice la leyenda que algún Arcade Fire les recomendó a DeVotchKa que versionaran a Siouxsie y sus Banshees, puedo agradecer desde aquí que así pasara. Y es que el comienzo de «The Last Beat of My Heart» que hicieron suyo fue un comienzo verdaderamente perfecto. Nick Urata ya estaba meneando el tupé aunque el trío que le acompaña directamente es que no sonaba (el contrabajo de Jeanie, sobre todo). Por tanto, los primeros compases del concierto fueron titubeando hasta que los mandos se pusieron de acuerdo en sonar bien.
Para ese momento Jeanie había cambiado el contrabajo por la tuba con la consiguiente mejoría de temas como «Twenty-six Temptations», «Queen Of The Surface Streets» (¡qué violín, señores!) o «Commerce City Sister» si no me falla la memoria. Nick Urata debió pensar que era justo eso lo que necesitaba antes de entrar a matar al público madrileño en su primera visita. «We’re Leaving» primero sonó emocionante de la voz del propio Urata, pero por contra quedó muy descafeinada debido a una extraña carencia de ritmo. Después, «How It Ends» si que consiguió encandilar a todo el personal que casi abarrotaba El Sol. Perfecta la armonía y cohesión de todas las piezas que arrancaron muchos aplausos.

Esa manera tan única de defender influencias mediterráneas y del folk americano con elegancia y personalidad les está llevando a cosechar muchos fans. Son capaces de tirar de material nuevo como «Basso Profundo» mientras por el camino se meten con la Velvet Underground, con la idea gypsy a lo Morricone que es «The Enemy Guns» o con la fragilidad de «The Oblivion». Fusión de estilos, pero también fusión de emociones.

Precisamente para acabar apenas dejaron pie para la calma y la elegancia gitana que les caracteriza. Cambios de ritmo rápidos, violines intrépidos, algún que otro chillido de interacción al más puro estilo Bob Marley para terminar por todo lo alto con todos bailando al ritmo de «Such A Lovely Thing» y cantando al de «You Love Me».

No sólo no debieron defraudar a nadie, sino que los que fueron sin ir convencidos del todo a la próxima visita fijo que no faltan.

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9 de enero de 2008