/Crónicas///

CocoRosie – Madrid (31/05/2010)

Sierra Casady y Bianca Casady (Tez Jawbreaker, Diane Cluck...)
6.0
Teatro Circo Price, Casi lleno
Precio: 30 €

Sacrificarlas en Primavera Sound por poder verlas en un marco tan intachable como el del Circo Price fue una muy buena idea, aunque en realidad su concierto fue tan sólo brillante por momentos y tirando a aburrido en líneas generales.

No ayudó Diane Cluck en su labor de telonera, con una propuesta muy desnuda y frágil. Demasiado, al menos para la mayoría del público, que se dedicó más a la vida social que a prestarla su atención. En cierto modo, tenían razón.

Con las hermanas Cassidy ya encima del escenario la historia cambio radicalmente. Parece que a pesar de flojear algo ultimamente en estudio, no han perdido su legión de seguidores ni ese aura de deidades hippies experimentales. Sorprendente el aforo registrado, pasando año a año de Joy Eslava a La Riviera y de ahí a Circo Price.

El concierto no fue para tirar cohetes, pero la presencia escénica de ellas dos y su banda si nos llevó a creer que pudo ser así inicialmente. Su teclista ataviado como un tuareg y la inconmensurable labor de Tez Jawbreaker al beatbox aportan mucho a las ya de por si especiales y complementarias voces de Sierra y Bianca. Igualmente con una cantante de influencia árabe, que sorprendió a todos robando protagonismo a las hermanas, aunque en realidad ellas mismas se dejában caer en un segundo plano sin dudarlo, para dar protagonismo al resto.

Con todo, el repertorio irregular, yendo del inicial protagonismo de Sierra hacia el de los especiales agudos de Bianca,  nos alejó de todos sus temas más destacados, tanto los de ayer como los de hoy. Apenas las visitas al «The Adventures of Ghosthorse and Stillborn» con buenas versiones de «Promise» y «Werewolf» (el irreconocible «Rainbowarriors» inicial lo pasamos por alto) contentaron a los seguidores, que se acordarían de clásicos cómo «Beautiful Boyz» o «Noah’s Ark» (de cuyo disco al menos tuvimos una buena «K-Hole»). También momentos curiosos como «Hopscotch» o un gran robo al «Turn Me On» de Kevin Lyttle pero con muchas dudas a la hora de levantar el vuelo.

Al final, tras un par de bises algo irregulares nos quedamos con la sensación de estar viendo algo que intenta ser especial, pero que carece de ganas de terminarde conquistar. Si, posiblemente por ese aire de desgana.

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31 de mayo de 2010