Segunda jornada de conciertos locales de Bilborrock, citas que iban a sacar las fiestas del tedio y la absoluta vergüenza en lo musical. Sabemos que es un mal endémico de prácticamente todas las fiestas de este país el populacherismo y la falta de criterio de contratación, pero no por ello hay que obviar la queja. Como aficionado a la música, entiendo que el ayuntamiento no tiene por qué programar lo que a mi me interese, pero a juzgar por las numerosas actuaciones musicales en fiestas y el dinero gastado, que el escenario más prestigioso tenga que ser el que da cabida a grupos locales dice mucho. En fin, nos quedaremos con lo positivo y es que en la provincia sigue habiendo muy buenas bandas.
All Connected eran los encargados de suplir a One Last Cigarette, formación con la que comparten un miembro y que suspendieron de última hora. Se trata de un power-trio que recoge muchas influencias de los noventa y cuya música refleja esa pesadez y sentimiento melancólico-depresivo tan clichés del post-grunge. Seguramente estén aún un poco verdes como banda en directo ya que se notaba que era su debut, al menos delante de un público numeroso. Como banda recalco, ya que sus componentes tienen un intenso curriculum en formaciones locales. Aún sin disco en la calle, cumplieron dignamente ese papel de sustitutos al lento compás de sus composiciones, a las que le sobra languidez y falta algo de intensidad.
Para All Connected, por sus condiciones, los escasos 50 minutos que les dejan tocar (igual habría que olvidarse de este límite y dejar a las bandas que ofrezcan conciertos con la duración que mejor les convenga) les fueron suficientes. No tanto a Chivo, que con disco reciente en la calle, con su estilo stoner y dados como son encima a las versiones, su concierto podría haberse estirado un poco más. El cuarteto de la margen izquierda tiene claros referentes (la versión de «Positiva» de Slo Burn reivindicó uno de los más directos) y se deja llevar por ese sonido del desierto californiano, hard-rock dulce y ácido, de vocación psicodelica. Instrumentalmente están a la altura, sus composiciones cumplen pese (es parte de la gracia) estar llenas de guiños a los propios Kyuss y sus satélites y su conexión con un estilo tan auténtico es meritoria. Su presencia escénica es muy sobria, pero oye, incluso eso va en la estela de John García.